José Mujica le empieza a decir adiós a la presidencia. Uruguay elige mañana entre Tabaré Vázquez, ex presidente y candidato del gobernante Frente Amplio (FA), y Luis Lacalle Pou, del opositor Partido Nacional (PN), de centroderecha.
Unos 2.6 millones de uruguayos están convocados a las urnas en una contienda en la que se prevé que gane el gobernante FA, pero sin que le alcance para evitar una segunda vuelta.
EL ADIÓS DE MUJICA
La fama planetaria que ganó el presidente es el mayor logro de una gestión marcada por avances en leyes sociales e innovadoras (y polémicas).
Los puntos fuertes de Mujica son que “ha mantenido la cercanía con la gente, su estilo de vida, su austeridad, su capacidad de comunicación, y eso le da altos niveles de popularidad”, superior al 50%, dijo a la agencia AFP Juan Carlos Doyenart, director de la consultora Interconsult.
Según este analista, el mayor éxito de Mujica es el prestigio que ganó a nivel internacional porque “hace del Uruguay un país más creíble, más confiable para invertir, y eso no es menor”.
“En un mundo tan descreído de las clases dirigentes, aparece un hombre como Mujica y (…) deslumbra con su filosofía popular”, evaluó.
Poco amigo de convencionalismos, este ex guerrillero de 79 años que llegó al poder en 2010 se ganó un lugar de privilegio con la despenalización del aborto, la legalización del matrimonio gay, la regulación de la marihuana, el refugio a familias sirias o su plan de recibir prisioneros de Guantánamo.
El problema de quien es popularmente conocido como ‘Pepe’ “es que ha prometido demasiadas cosas que no ha podido cumplir y, si uno repasa los cinco años de gobierno, diría que hizo poco o nada”, evaluó Doyenart.
“No hubo reforma de la educación, no hubo reforma del Estado, no hubo inversión en infraestructura, no hay puerto transoceánico ni trenes”, añadió el analista.
Las preocupaciones también se hallan en torno al aumento de la violencia y la inseguridad. No obstante, el presidente dejará a su sucesor, que asumirá en 2015, un país que suma 11 años consecutivos de crecimiento, con un desempleo alrededor del 6% y una fuerte caída de la pobreza.
VÁZQUEZ VS. LACALLE
Quien busca continuar con el legado de Mujica es el ex presidente Tabaré Vázquez. Representa desde marxistas-leninistas hasta cristianos y ciudadanos sin partido, y supera por 10 puntos promedio al opositor del PN, de acuerdo a las últimas encuestas.
Con 74 años, Vázquez, un médico que llevó por primera vez al FA al gobierno del país en 2005, es el postulante de mayor edad de todos los que compiten en esta elección.
Durante su gestión (2005-2010) el médico oncólogo vetó la ley de despenalización del aborto, aprobada durante el mandato de su sucesor, y no se muestra muy convencido con la iniciativa de regular el mercado de la marihuana, por lo que anticipó que, si la experiencia no funciona, revisará la ley.
En el otro extremo está Lacalle Pou. Tiene 41 años y es el más joven de los candidatos presidenciales. Las encuestas de intención de voto lo ubican con cerca de 32%, por detrás del oficialista.
Este diputado erigió su candidatura presidencial con un discurso “por la positiva”, que evitó críticas duras a sus rivales y en el que ofreció renovar la política uruguaya.
Lacalle Pou, hijo del ex mandatario Luis Alberto Lacalle, confesó haber consumido cannabis en su juventud. Sin embargo, promete derogar la ley de regulación del mercado de la marihuana. También ha dicho que impulsará una mayor eficiencia en el Estado, reformará el sistema educativo y atacará la inseguridad.
Pero Mujica no se irá. En los comicios de mañana postula al Senado, según ha explicado, para volcar su capacidad negociadora en un Parlamento en el que ningún partido tendría la mayoría.
SABÍAS QUE
- Si ningún aspirante presidencial consigue la mayoría absoluta, habrá balotaje el 30 de noviembre.
- El sufragio es obligatorio en Uruguay. Además del presidente, que debe asumir el 1 de marzo de 2015 por 5 años, se renovará el Congreso bicameral.
- Simultáneamente se someterá a votación una reforma que busca bajar de 18 a 16 años la edad para considerar imputables penalmente a los responsables de delitos graves.
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