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Luces y sombras del gobierno de Rafael Correa

El mandatario ecuatoriano aplicó políticas socialistas que consiguieron hacer del país menos desigual. Pero ahora deja una economía en rojo, y le siguen acusaciones de corrupción. Su postura contraria a la prensa privada significó la censura.

¿Rafael Correa mantiene su popularidad? Lee esta nota para descubrirlo (AFP)
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Esteban Acuña

Esteban Acuña

@estebanbigotes

Es probable que las elecciones presidenciales en Ecuador pasen a segunda vuelta. Si bien el sucesor de Rafael Correa, Lenin Moreno, encabeza las encuestas con una considerable ventaja (33.2%), esta no le bastaría para imponerse ante su principal opositor, el ex presidente del Banco de Guayaquil, Guillermo Lasso (21.5%). Ninguno supera el 40 por ciento de los votos.

Tras diez años de gobierno, Rafael Correa, quien no postula en esta ocasión, comenzó con un 60% de aprobación pero luego fue bajando hasta un 36% producto de los graves problemas ocasionados por el peor terremoto en casi 40 años de historia de ese país, y que dejó casi 400 muertos.

Luego de ese episodio —siguiendo las cifras del Centro de Estudios y Datos de Ecuador— el mandatario se ha mantenido por sobre un 40%, muy por encima de las peores cifras que consiguió la presidenta Bachelet en Chile (24%), o de Enrique Peña Nieto en México (24%), o de Nicolás Maduro en Venezuela (19.5%) o, sin ir más lejos, de Ollanta Humala en el Perú, con apenas un 19% en junio de 2016.

¿Mantiene su popularidad?

Al mandatario ecuatoriano le criticaron su falta de liquidez para financiar los gastos de la reconstrucción, lo que lo llevó a vender activos productivos como una central hidroeléctrica Sopladora, que formaba parte de un conjunto de proyectos que el Gobierno impulsa para cambiar la matriz energética del país.

Según informó la gerente del Banco Central, Madeleine Abarca, el PIB interanual de Ecuador cayó 1,6% en el tercer trimestre del 2016 frente al mismo periodo del año 2015, por lo que el gobierno entrante deberá intentar borrar los números rojos. Sin embargo, destacó un incremento de la actividad económica del 1.42% para 2017, a pesar de las consecuencias del terremoto.

Por esta razón, el informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas del 2016, titulado ‘Bienestar más allá del ingreso’, destacó los logros alcanzado por el gobierno para prevenir la caída de la pobreza pese a la caída de los precios de barril de petróleo en el mundo, según informó la representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Jessica Faieta.

“No se mide qué tan ricos son los banqueros o directores de las cámaras de la producción, sino cuántas personas hemos sacado de la pobreza”, dijo entonces Rafael Correa en su habitual tono irónico.

Según las cifras que maneja el gobierno de Ecuador, se disminuyó en 16 puntos la pobreza: es decir, 2 millones de personas salieron de esta categoría. Por este motivo, se llama al Gobierno de la Revolución Ciudadana como ‘La Década Ganada’.

Sin embargo, sus críticos —entre ellos, el periodista colombiano José Hernández, quien radica en Ecuador— señalan que el país ha recibido las bonanzas del auge del petróleo, por lo que no se puede considerar un mérito especial del mandatario.

“Ecuador ha recibido en esta década unos ingresos de entre 250,000 y 280,000 millones de dólares por los altos precios del petróleo —sentenció el periodista—. La pregunta es, ¿cuánta más inversión social podría haberse hecho? Nunca hemos visto la factura completa (…) No se puede considerar un mérito especial de Correa. Más bien, con las obras públicas solo afianzó una clientela electoral”.

Pero… ¿cuál ha sido el costo?

Una de las críticas más duras que enfrenta el presidente ecuatoriano es su ferviente oposición a la prensa independiente del país vecino, a la cual ha atacado en numerosas ocasiones por considerarla un actor político.

De acuerdo al discurso de Correa, la prensa debe estar en manos del Estado para brindarle independencia a los medios de comunicación. En ese sentido, para él es un error delegar el derecho a la información a empresas privadas.

A partir la postura del mandatario frente a la prensa han surgido numerosas discusiones con periodistas latinoamericanos.

Sin embargo, según las declaraciones a Perú21 de César Ricaurte, director de Fundamedios, ONG que promueve el respeto a la libertad de prensa en Ecuador, el Gobierno ha acumulado un enorme poder mediático.

“[Ecuador] controla 43 medios de comunicación de forma directa, 300 medios de forma indirecta —asegura Ricaurte—. Y estos medios no dejan de hacer campaña por el Gobierno pese a las prohibiciones legales. Y se ha montado así un estado de propaganda en el Ecuador permanente. Y gran parte de ese electorado cautivo responde a ese estado de propaganda”.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó que la Ley de Comunicación de Ecuador —más conocida como ‘Ley Mordaza‘—, con el ‘objetivo’ de asegurar la calidad de la información o las opiniones que circulen en la prensa, “impone a quienes utilicen dichos medios decenas de obligaciones relacionadas con la forma como deben presentar los contenidos”.

La corrupción le sigue los pasos

A dos semanas para las elecciones presidenciales —a las que Correa declinó presentarse como candidato— las denuncias de corrupción han ido en aumento. Ahora el entorno más cercano del presidente de Ecuador ha sido vinculado a casos de corrupción por el caso Odebrecht.

El ex ministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja, quien fue acusado de corrupción en Petroecuador, afirmó en un video que apareció en redes sociales que en la pertrolera estatal “no se hacía absolutamente nada” sin el consentimiento del actual vicepresidente oficialista Jorge Glas, quien es compañero de fórmula del sucesor de Correa, Lenin Moreno.

Correa contra la llamada ideología de género

La comunidad LGBTI también ha criticado a la posición del gobierno ecuatoriano frente a sus derechos. En opinión del presidente Rafael Correa, la ideología de género es un concepto que, según sus palabras, impone que “no es el sexo biológico lo que determina al hombre y a la mujer, sino las condiciones sociales”. Y se fue en picada contra lo que él consideró una “barbaridad”.

Eso no resiste el menor análisis. Es una barbaridad que atenta contra todo, (contra) leyes naturales… contra todo. Respetamos mucho esos criterios, pero no traten de imponerlos al resto, y no se lo impongan a los chicos. Y les insisto, esa ideología, que para mí es peligrosísima, que les están enseñando a nuestros jóvenes en algunos colegios, no son teorías, son pura y simple ideología, muchas veces para justificar el modo de vida de aquellos que generan esas ideologías”.

En base a estas declaraciones, la misma izquierda ha denunciado a Correa por un pensamiento contrario a los derechos de la comunidad LGBTI, o incluso a la despenalización del aborto.

De hecho, en una oportunidad, Rafael Correa, ofreció disculpas tras realizar comentarios ofensivos en contra de la comunidad, y reiteró su compromiso de luchar contra la discriminación por preferencias sexuales. “Tal vez perdí la cabeza… tal vez me extralimité”, aseveró el mandatario en 2012. Lo cierto es que no es primera vez que le pasa lo mismo.

Ya estamos a 2017, y los analistas, en su mayoría, advierten que el gobierno necesita tomarse un respiro. Tras 10 años de gobierno es necesario un cambio de aires. La llamada ‘revolución ciudadana’ impulsada por el presidente ecuatoriano, al parecer, se tambalea. Pero la última palabra la tendrá la ciudadanía.

A sus 53 años, el político y economista ecuatoriano todavía tiene un futuro político por escribirse.

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