El hombre fuerte de Corea del Norte, Kim Jong-un, aseguró hoy que la máxima prioridad de 2013 es una mejora de la vida de la población y abogó además por el fin de la enemistad con Corea del Sur, en el que fue el primer discurso de Año Nuevo en 19 años de un dirigente del país.
El 2013 será un año “de grandes creaciones y cambios, que provocarán un vuelco”, prometió Kim, quien heredó de su padre hace poco más de un año las riendas de la nación comunista.
Kim recuperó la costumbre de su abuelo Kim Il-sung, de realizar un discurso con motivo del Año Nuevo. El adorado fundador del país murió en 1994. Su hijo y sucesor Kim Jong-il casi nunca realizó estos discursos y durante su mandato los objetivos de cada año se exponían en la editorial de los diarios oficiales.
En un discurso retransmitido por televisión, Kim exigió un vuelco que convierta al país “en un gigante económico” y que mejore los estándares de vida de la gente. Para ello se buscará potenciar la agricultura y la industria. Este empobrecido pero fuertemente armado país depende desde hace años de la ayuda externa.
Kim señaló además que el exitoso lanzamiento de un cohete al espacio en diciembre será un gran estímulo. Estados Unidos, Corea del Sur y otras naciones consideran que este lanzamiento como una prueba de un misil intercontinental que puede llevar cabezas nucleares. Corea del Norte sostiene que lanzó al espacio un cohete con fines pacíficos.
El joven mandatario abogó por “acabar con la confrontación entre (Corea) del Norte y el Sur”, aunque no mencionó ningún detalle más al respecto.
Más bien subrayó la exigencia de Pyongyang de que se apliquen los acuerdos intercoreanos de 2000 y 2007, que calificó de “grandes programas de reunificación”. A su vez destacó que es necesario para Corea del Norte desarrollar mejores armas y ampliar la fuerza militar.
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