Tres condenados a muerte fueron colgados en la horca hoy en Japón, en las primeras ejecuciones bajo el gobierno del primer ministro Shinzo Abe, quien asumió en diciembre.
Se trata también de las primeras llevadas a cabo desde setiembre. Los reos eran tres hombres de 44, 29 y 62 años, condenados por asesinato.
En 2012, bajo el jefe de gobierno Yoshihiko Noda, siete reos fueron ejecutados.
Japón y Estados Unidos son unos de los pocos países industrializados en los que aún no fue abolida la pena de muerte.
Defensores de los derechos humanos denuncian desde hace años las ejecuciones, así como las condiciones en las que viven los presos condenados a la pena capital en celdas de aislamiento.
Además, se considera especialmente cruel que en Japón a los prisioneros no se les dice cuándo van a morir y sólo se les comunica unos minutos antes. Así, no pueden despedirse de sus familiares, que también conocen la noticia después de la ejecución.
El miedo continuado lleva a muchos a la locura, señalan las organizaciones de derechos humanos.
A finales de 2012 había 137 condenados a muerte en Japón, el mismo número que en 1949, cuando comenzaron a recogerse las cifras. El gobierno se ampara en las encuestas según las cuales la mayoría de los ciudadanos defienden la pena capital para casos de asesinatos brutales.
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