Irán y las grandes potencias alcanzaron este domingo un acuerdo histórico para limitar el programa nuclear de Teherán, subrayando que se dio “un primer paso”, aunque de inmediato salieron a la luz divergencias de interpretación sobre la delicada cuestión del enriquecimiento de uranio.
Tras más de cuatro días de intensas negociaciones, Irán y las grandes potencias anunciaron un acuerdo por el cual la República Islámica acepta limitar su programa nuclear a cambio de que se suavicen parcialmente las sanciones económicas impuestas al país.
El acuerdo, temporal, abre un período de conversaciones de seis meses en el que se buscará una solución global a la cuestión.
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, calificó el acuerdo de “éxito” y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo consideró un “importante primer paso”.
“Todos ganan y nadie pierde”, dijo el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
El presidente francés, François Hollande, consideró este pacto como “una etapa hacia el cese del programa militar nuclear iraní”.
“Hay que darle las gracias al equipo de negociadores por este logro (…) La gracia de Dios, las oraciones y el apoyo de la población son sin duda la razón de este éxito”, dijo Jamenei, que tiene la última palabra en el tema nuclear.
DIFERENTES INTERPRETACIONES
Para los expertos, este acuerdo constituye un avance, ya que establece una gama más importante de obligaciones y verificaciones sobre el programa nuclear iraní, incluso si la ambigüedad en algunos puntos permite diferentes interpretaciones.
El más delicado de ellos es el enriquecimiento de uranio, razón por la cual Estados Unidos, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU impusieron en los últimos años numerosas sanciones comerciales y financieras a Irán.
El presidente iraní, Hasan Rohani, estimó que “en el acuerdo, el derecho a enriquecer uranio en territorio iraní fue aceptado”.
Sin embargo, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aseguró que el texto “no dice que Irán tenga derecho al enriquecimiento [de uranio], digan lo que digan ciertas interpretaciones”.
El derecho al enriquecimiento de uranio no se menciona en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que Irán firmó.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, fue la encargada de anunciar este acuerdo “sobre un plan de acción”, desde la ONU en Ginebra, rodeada del ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamad Javad Zarif, y de sus homólogos del grupo 5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, más Alemania) que participaron en las negociaciones.
Desde Washington, Obama aseguró que este acuerdo “cierra el camino más evidente” a que Irán logre la bomba atómica. “Las sanciones más severas se seguirán aplicando”, dijo, y animó al Congreso a que no apruebe nuevas sanciones contra Irán.
Los occidentales e Israel sospechan que Teherán trata de fabricar la bomba atómica bajo la apariencia de un programa nuclear civil, algo que Irán niega.
Actualmente, la República Islámica enriquece uranio al 20%, un nivel que despierta sospechas de que su objetivo sea avanzar hacia la fabricación de un arma atómica, lo que requiere un enriquecimiento al 90%.
ISRAEL EN CONTRA
Kerry, artífice de la reanudación de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos, trató de tranquilizar al Estado hebreo asegurando que un acuerdo nuclear “hará el mundo (…), a nuestros socios de la región y a nuestro aliado Israel más seguros”.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó este acuerdo de “error histórico” después de que su oficina lo describiera como “un mal acuerdo, que ofrece a Irán lo que quería: el levantamiento parcial de las sanciones y el mantenimiento de una parte esencial de su programa nuclear”.
Las negociaciones se desarrollaron en un gran hotel de Ginebra. Diplomáticos y expertos del grupo 5+1 comenzaron las discusiones el miércoles, tras el fracaso de una primera ronda celebrada a principios de noviembre. Posteriormente, se les unieron los ministros de Relaciones Exteriores, los únicos habilitados para firmar un acuerdo.
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