Guillermo Niño de Guzmán,De Artes y Letras
Escritor
No me gustaría estar en el pellejo de Woody Allen, un cineasta de culto que, en estos días, afronta un cuasi linchamiento público. ¿El motivo? La vieja acusación de su ex pareja, la actriz Mia Farrow, de haber abusado de Dylan, la hija adoptiva de ambos, cuando esta tenía siete años, en 1992. El incidente ha surgido a raíz de las declaraciones de la presunta víctima, hoy de 28 años, que ha roto su silencio en un momento en el que el nombre del director sobresale entre los favoritos para el próximo Oscar.
El asunto es muy engorroso, sobre todo porque Woody Allen ha sido condenado a priori por la opinión pública, sin considerar una serie de hechos que debilitan la acusación. En primer lugar, hay que señalar que el realizador estadounidense ya había sido sometido a una exhaustiva investigación de seis meses y que los peritos legales determinaron que no había elementos suficientes para abrirle un proceso. No solo se probó que la niña no había sufrido ningún abuso sexual sino que, de acuerdo con los exámenes psicológicos, era imposible concluir que su testimonio fuera veraz. Porque la denuncia pudo ser manipulada por su madre, quien grabó un video tape en el que interrogaba a la niña, aunque no de manera continua, lo que dejó entrever la posibilidad de que indujera sus respuestas.
Cabe recordar que Mia Farrow estaba furiosa porque, cuatro meses atrás, había descubierto que otra hija suya, Soon-Yi (adoptada durante su matrimonio con el músico André Previn), había posado para unos retratos eróticos tomados por Woody Allen. Por supuesto, era un acto escandaloso que revelaba una conducta inapropiada de parte del cineasta. Sin embargo, es preciso reconocer que no se trataba de una niña indefensa sino de una joven de 21 años y que, en el fondo, existía un genuino vínculo amoroso, como lo corrobora el hecho de que los amantes clandestinos acabaran constituyendo una pareja conyugal que, pese a la diferencia de edad, ha persistido hasta la actualidad.
Woody Allen puede ser un individuo hipocondríaco y neurótico, pero ello no implica que sea o haya sido un pedófilo. Algunos han invocado el caso de Roman Polanski, quien se aprovechó sexualmente de una niña de trece años, pero la situación no es la misma. El director polaco sí fue incriminado y aprovechó su libertad bajo fianza antes de que se celebrara el juicio para huir de Estados Unidos. Ciertamente, su culpabilidad era irrebatible y habría sido sentenciado a prisión. En cuanto a Woody Allen, está claro que lo favorece el beneficio de la duda. ¿Acariciaba a su hija Dylan de un modo indebido, por decir lo menos? Eso solo lo sabe el propio realizador. Y acaso también su psicoanalista.
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