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"Soy radical, rebelde y democrático"

“La verdad, se ha simplificado y exagerado groseramente lo que dice La Gran Transformación, plan de gobierno que Humala ya abandonó”, nos dice Carlos Tapia, nuevo columnista de Perú21. Léalo todos los domingos.

Foto: Mario Zapata.
Foto: Mario Zapata.

Carlos Tapia,Analista Político
Autr: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Radical, rebelde, revolucionario, admirador del ‘Che’ y democrático, así se califica Carlos Tapia, hombre de izquierda, exintegrante de la Comisión de la Verdad y novísimo columnista de Perú21. Aquí sus ideas.

Tiene muchos vínculos emocionales con Ayacucho…
Dejé la Marina, me peleé con mi familia por esto, y me fui a estudiar Ingeniería Rural en la Universidad de Huamanga. Terminé y la misma universidad me contrató como profesor de Matemáticas y Estadística. Estuve unos 12 años allí, donde, en 1962, conocí a Abimael Guzmán. Augusta La Torre, su esposa, era una muchacha muy guapa. Abimael se hizo pensionista en la casa de los padres de Augusta y, por esta cercanía, la conquistó.

¿Qué tan cerca estuvo de las ideas de Abimael?
Nunca estuve cerca. Por el influjo de la Revolución Cubana surgieron movimientos insurreccionales en América Latina. Acá se formó el MIR, al que pertenecí. Los senderistas eran maoístas de la posrevolución; nosotros, guevaristas. Para ellos, Cuba era una expresión del social imperialismo soviético, y el ‘Che’ Guevara era un tipejo aislado de las masas, un pequeño burgués.

¿Destaca valores positivos en Mao?
Sí, pero Sendero Luminoso no es Mao. No soy maoísta, pero durante una época leí mucho a Mao, sobre todos los escritos de la guerra popular contra la invasión japonesa, son libros muy interesantes.

¿Mantiene su admiración por el ‘Che’?
Sí. Su autenticidad y su gesto de querer construir un hombre nuevo me conmovió. Alguien que dejó su cómoda posición de ministro, de líder revolucionario victorioso y se fue a morir en la sierra boliviana algo tiene de especial. Puede ser que haya estado equivocado en su estrategia, pero fue muy coherente con su pensamiento.

Pero mandó matar a mucha gente y, al parecer, era homofóbico…
No sabía que era homofóbico, pero he escuchado a muchos denigrarlo porque consideran que su figura, que es icónica, favorecería a la izquierda radical. El ‘Che’ ya está por encima de la izquierda y de la derecha y se ha convertido en un ícono, en la imagen de la rebeldía. Su famosa fotografía con la boina y la estrella roja es la más reproducida en el mundo.

¿Usted sigue siendo marxista y leninista?
No. La diferencia entre los que fuimos del MIR y los partidos comunistas es que nosotros llegamos al marxismo desde el nacionalismo revolucionario, del Apra Rebelde –Luis de la Puente Uceda, Guillermo Lobatón– y no de Mariátegui.

¿Usted creyó en la lucha de clases, en la dictadura del proletariado?
Creí en la lucha de clases, pero la visión de la dictadura del proletariado –el partido único, la prensa controlada por el poder, por ejemplo–, me desilusionó.

El castrismo sí lo desilusionó…
Sí, en 1968, cuando aplaudió la invasión de Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética. Con ese gesto, su revolución perdió su carácter latinoamericano, tropicalizado, novedoso.

¿Sigue siendo rebelde y revolucionario?
Soy radical, pero en el sentido de que busco solucionar los problemas desde su raíz. Ser radical es diferente a ser extremista, pues nosotros usamos métodos democráticos para el cambio. Rebelde soy y creo en una revolución democrática.

¿Cómo se puede ser rebelde, revolucionario y, a la vez, democrático?
Sí se puede y alude, como te dije antes, a los cambios profundos, desde la raíz. Leer a Gramsci me ayudó a comprender que los cambios que se producen en una sociedad como la nuestra tienen que ver con aspectos de hegemonía cultural, de actitud, es decir, uno no puede imponer una forma de pensar. Por eso estoy de acuerdo con el lema del CAEN: “Las ideas se exponen, no se imponen”. Por ello, estoy en contra del uso de la violencia, pues esta siempre termina favoreciendo a los sectores más retrógrados y autoritarios: en Perú, Fujimori; en Chine, Pinochet; en Argentina, Videla.

Aldo Mariátegui dice que la intransigencia de la izquierda creó a los dictadores que acaba de mencionar…
A Fujimori lo creó el Apra. Nosotros votamos por él. Allí comenzó es desligamiento del pueblo izquierdista con sus partidos: apoyaron a Fujimori, luego a Toledo y ahora a Humala.

¿Por qué la izquierda no ha podido ganar una elección nacional?
De 1980 a 1988, con Izquierda Unida, tuvimos una participación importante en la vida política del país; Barrantes pudo ser presidente, pero cometimos un gravísimo error: no nos dimos cuenta de que separados no éramos nada, que unidos podíamos reflejar el pensamiento del cambio social en el país. Por eso, el pueblo nos rechazó, se sintió abandonado y votó –votamos– por Fujimori. Sí, me arrepiento de ese voto.

¿Hay futuro para la izquierda peruana?
A partir del legado que nos dejó Javier Diez Canseco hemos decidido formar un único referente político, Fuerza ciudadana, que está integrado por cuatro grupos: Ciudadanos por el cambio, al que pertenezco, el PC de la CGTP, Fuerza Social (de Susana Villarán) y el PS, de Diez Canseco. A este frente amplio también hemos convocado a Tierra y Libertad y Patria Roja. El 14 de junio, día del nacimiento de Mariátegui, debemos presentarlo. ¿Gregorio Santos? No está con nosotros, él está con el MAS.

¿Harán un mea culpa?
Así es, porque tenemos una deuda con el pueblo izquierdista, y solo los tontos no reconocen sus errores.

¿El capitalismo venció a la izquierda?
¿Cuál capitalismo? El 33% del PBI chino proviene de empresas estatales. El problema está en creer que el capitalismo es sinónimo de mercado: el mercado tiene cinco mil años; el capitalismo, cuatrocientos. No estamos en contra del mercado, seríamos unos idiotas si así fuera. Ese fue uno de los graves errores de los socialismos reales: centralizar la economía e imponer la producción sin considerar las leyes de la demanda y de la oferta. El mercado es muy importante para el desarrollo de un país, pero requiere un Estado fuerte –y no grande– que lo regule.

¿Cree en los logros individuales, en el esfuerzo personal o está a favor de la colectivización de la propiedad, por ejemplo?
Claro que creo en los logros individuales. Todos los individuos somos distintos, pero el que unos sean pobres y otros ricos no depende tan solo de la individualidad sino del sistema económico. La igualdad no significa que todos seamos y hagamos lo mismo, hay que respetar las particularidades.

Es decir, prefiere una sociedad de ricos…
Todos deberíamos ser ricos, había que ser idiota para desear lo contrario, pero la plata no es todo, también es importante el ocio, pues este permite que conozcamos las potencialidades humanas, que no se circunscriben solo a hacer dinero.

¿Por qué apoyó a Humala?
Por ideas e ilusiones. Fui convocado porque se me dijo que Humala iba a incorporar en su plan de gobierno las recomendaciones de la Comisión de la Verdad (CVR). Primero no lo creí, pero después lo vi plasmado en el papel. Yo no me alineé con sus ideas, al contrario, fue el kamikaze que alineó a los demás; le lavamos el rostro a Humala y lo alejamos del etnocacerismo.

Usted integró la CVR. ¿No cree que su apoyo a Humala la perjudicó?
No, para mí fue un giro audaz, porque, como te dije, conseguimos que sus recomendaciones se incorporasen al programa de gobierno de Humala.

¿Humala es un hombre gris o es inteligente o capaz?
Es difícil responder esa pregunta. Es un hombre muy pragmático, operativo, influenciable; no es corrupto, pero es acomodaticio. ¿Brillante? Como militar no lo fue.

¿Logró formarlo ideológicamente?
No, eso sería darme atribuciones que nunca tuve. Conversábamos mucho sobre economía básica, representación política pública. ¿Le hice leer algo? No, porque tenía otros asesores: Félix Jiménez en economía, Sinesio López en política, algunos militares… y nos acabamos de enterar que también lo asesoró Rómulo León. Humala es un gran pragmático, por eso ha ido cambiando de puntos de vista. Él mismo me dijo que no era ni de izquierda ni de derecha, por eso se sometió a la correlación de fuerzas del país, donde la derecha tiene los poderes fácticos y políticos, maneja la economía; la izquierda, en cambio, no tiene nada.

¿Gobierna o cogobierna?
Cogobierna con Nadine, son una pareja política y presidencial. La figura de Nadine ha ido creciendo, pero el nacionalismo no es un partido, es solo un conjunto de gente bienintencionada y con sentido plebeyo.

La derecha está feliz con la influencia de Nadine en el Gobierno, pero le teme a su probable candidatura en 2016…
No creo que Nadine sea candidata en 2016, pues Ollanta cree que puede terminar su gobierno con un amplio apoyo popular y volver a ponerse la banda presidencial en 2021. Si Nadine es candidata, gane o pierda, el proyecto de Ollanta se perjudica. Además, sabe que no le conviene enfrentarse a toda la clase política peruana. Ollanta avanza, pero si lo asustan, retrocede, se deja amedrentar. Como dice Nicolás Lynch, todos los días lo agarran a periodicazos (risas).

¿Humala aplica el plan de gobierno de la derecha?
Sí, continúa el proyecto neoliberal; si lo sacas de Palacio no pasa nada, la economía es la misma. Esto no está bien porque nos acercamos a un momento donde el mercado interno, que es muy débil, no va a poder soportar ni sustituir la demanda externa de minerales y productos primarios.

¿Quién tiene más poder: Nadine o Castilla?
Manejan áreas distintas, pero creo que trabajan juntos: hay una confluencia de intereses.

¿Humala ya abandonó La Gran Transformación?
Sí. Su frase es esta: “Cambios graduales pero persistentes”, pero estos no son partes de La Gran Transformación. Si Humala ganaba con 55% de los votos, hubiera sido posible hacer una reforma radical.

¿Humala cree en la Hoja de ruta o se hizo solo por una necesidad electoral?
Se firmó con convicción pues solo obtuvo el 32% de los votos. Pero si lees bien la Hoja de ruta, esta representa las precisiones y garantías para la independencia de poderes, el respeto de la Constitución, que Humala no se queda después del 2016… pero todo esto es parte de La Gran Transformación, pero la Hoja de ruta sirvió para que se plegaran a Humala los sectores de centro y de la derecha liberal. La verdad, se ha simplificado y exagerado groseramente lo que dice el programa de La Gran Transformación.

¿Ollanta lo ha desilusionado?
Sí, mucho. Nosotros prometimos La Gran Transformación, pero lo que vemos es la continuación del modelo económico liberal. Los poderes fácticos y la derecha más dura se han impuesto.

¿En verdad cree que dejará el poder en 2016?
Sí, sin duda. ¿Nadine será alcaldesa? No, si a algo será candidata será a encabezar la lista parlamentaria del nacionalismo en 2016, así será el referente político del proyecto de Humala. Repito, ellos quieren volver al poder en 2021.

AUTOFICHA

- Fui cadete de la Marina. Allí, en 1959, en una ginkana, convencí a mis compañeros de disfrazarnos de Fidel Castro. Era una muestra de mi vocación izquierdista.

- Dejé la Marina, me peleé con mi familia y me fui a estudiar Ingeniería Rural en la Universidad de Huamanga. Allí conocí a Abimael.

- Ollanta Humala me ha desilusionado. Nosotros prometimos La Gran Transformación, pero lo que vemos es la continuación del modelo económico liberal.


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