Cualquiera puede desarrollar el temible cáncer. Algunas personas tienen más riesgo que otras, pero lo cierto es que no se puede predecir quién sufrirá este mal, ni cuándo, ni cómo. Es por ello que la prevención es tan importante, sobre todo en la juventud. Por un lado está el régimen de vida sana que todos deberían tomar en cuenta: alimentarse sanamente, hacer ejercicios y evitar el consumo de sustancias nocivas. La segunda parte es igual de vital: hacerse chequeos preventivos todos los años por más que uno se sienta sano. Asimismo, cuando hay síntomas extraños o si algún órgano no funciona como debería ser, hay que tomar cartas en el asunto. Recuerde que cuanto más temprano se detecte el cáncer, mayores chances de recuperación habrá.
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