22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Alguien por ahí dijo que yo, después de haber trabajado dos años en televisión, ya no podría volver a escribir esta columna. Se equivoca.

Carlos Carlín, Habla.babas
ccarlin@peru21.com

Alguien por ahí dijo que yo, después de haber trabajado dos años en televisión, ya no podría volver a escribir esta columna. Se equivoca. Claro que puedo seguir escribiéndola, pero ahora con más autoridad que antes. Porque hoy conozco bien lo que estoy contando. Sé por qué se hacen y se dejan de hacer las cosas en televisión. Conozco también las razones por las que alguien hizo, no hizo, dijo o no dijo. Los tejes y manejes. Los detrás de cámaras. La trastienda. Los trapitos sucios. Sé lo que es de verdad y lo que se inventa. Lo armado, desarmado y lo recontra armado. A cocachos entendí qué es lo que supuestamente vende y funciona y qué es lo que uno cree que funcionará y que, por más bien que intentes hacerlo, nadie lo verá. Después de mi experiencia en televisión, no volveré a escribir con la actitud de quien se cree dueño de la verdad y que critica como critica únicamente para quedar bien. Más que nunca, sé bien que de aquel que dijo que no podría volver a escribir no escribiría ni una sola línea, porque lo que hace o dice no es importante para nadie. Me quedó claro, después de dos años, por qué hacen lo que hacen, por qué dicen lo que dicen y cuál es la cara que muestran en la pantalla para no perder su trabajo.


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