18.ABR Jueves, 2024
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Opinión

Mientras en un salón del Legislativo el parlamentario Mauricio Mulder le mentaba la madre al congresista Gastañaduí, sin importarle que la madre de Nadine Heredia estaba en medio del conflicto, en otro se realizaba un reconocimiento a personajes que, según la Asociación de Parlamentarios Indígenas, ayudamos a mantener vivo el quechua. Magaly Solier, Claudio Pizarro, Manuelcha Prado y yo, por la secuencia Hablemos quechua de Radio Capital, entre otros, recibiríamos la distinción. En su momento, agradecí el reconocimento pero, para evitar asociaciones innecesarias, preferí no asistir. Sin embargo, en un enlace microondas pude darme cuenta que en el Congreso son muy pocos quienes se esfuerzan por hablar bien. Cuando al presentador le tocó el turno de nombrar al guitarrista Manuelcha Prado le dijo “señorita Manuelcha Prado”, es decir, la voz del evento a favor del quechua no solo no conocía al artista sino que desconocía que en quechua el sufijo ‘cha’ unido al sujeto es un diminutivo y tiene un tono enternecedor. Es decir, que ‘Manuelcha’ es ‘Manuelito’, no ‘señorita Manuelcha’. Dos ejemplos claros para demostrar que en el Parlamento (palabra que viene del francés “parler”, que significa “hablar”), lo último que se hace es hablar bien.


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