La rutina es el gran enemigo del erotismo. Hacer las mismas cosas en la cama, mecánicamente y sin imaginación, puede llevar al aburrimiento en ese lugar, sin duda alguna. ¿Qué hacer para evitar este escenario? ¿Cómo refrescar la vida sexual en pareja? De hecho, ¿es posible? Una idea: aprovechar el tiempo libre. En especial, las vacaciones. Estos días de desconexión total pueden ser ideales para recuperar la chispa erótica. Básicamente, el hecho de estar lejos de casa, en un lugar nuevo, en un espacio dedicado exclusivamente al disfrute, representa una motivación muy poderosa. Ya no hay trabajo temprano ni excusas como “estoy cansado” para postergar el sexo. Tiempo y ganas es lo que más sobra, ¿no es cierto? La clave aquí es innovar: probar cosas nuevas es lo que activa el circuito cerebral dedicado al goce erótico. Lo peor que podría pasar es que, a fin de cuentas, no le guste lo que probó. El proceso ayuda mucho a fortalecer los vínculos afectivos en la pareja, enriquece esos circuitos que se oxidan al cabo de un tiempo. Nada está perdido.
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