No es necesario. Lo ideal es que ambos lleguen al clímax, no importa si es simultáneamente o uno primero que el otro. Sin embargo, intentar esta proeza puede ser un reto para añadir picante a la dinámica de pareja. Ahora bien, ¿cómo lograr esta sincronización? Es muy difícil, claro que sí. Aceptar el reto implica poner en práctica algunos trucos. El primero: pensar primero en ella. La idea es que el hombre estimule pacientemente a su compañera hasta llevarla a la meseta, que es la fase de antesala al orgasmo. A partir de entonces, el varón debería iniciar recién la penetración. Sin perder la atención en el clítoris de su pareja, el varón debe ser cauto y no dejarse llevar. Es decir, cada vez que sienta que está a punto de eyacular, conviene detenerse por un minuto y, luego, retomar la acción, por lo menos hasta que ambos sientan que, juntos, están a punto de experimentar el máximo placer. Tal vez no funcione en el primer intento, tampoco en el segundo, ni siquiera en el noveno, pero la verdad es que intentarlo, sin presiones y con espíritu lúdico, puede ser muy divertido.
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