Abraham Levy, Opina.21
alevy@metereologica.pe
Han pasado 10 días desde el final del verano y las temperaturas en Lima y la costa se han caído más de lo habitual. Hemos descendido casi 2 °C en las noches y 3 °C en las tardes en la capital.
La razón de ello no solo es el tránsito al otoño (que suele ser gradual). La causa fundamental está en el notable enfriamiento del mar frente a las playas, que – a su vez– enfría el aire que respiramos.
Ahora mismo hay aguas frente a Lambayeque con 5 °C por debajo de lo habitual. Este nivel de enfriamiento no es sostenible en el largo plazo, y el otoño va a continuar su avance de modo menos abrupto en la costa.
Los cambios vendrán, pero no serán tan violentos en tan poco tiempo. El asunto es el también súbito debilitamiento de las lluvias.
Hace dos semanas, el río Rímac estaba en emergencia. Hoy no es ni la mitad de lo que era entonces.
El Perú podrá tener rica comida, oro, cobre y lo que quiera, pero sin lluvias, o con pocas durante el mes de abril, nos obligará a tener que emplear nuestras reservas de los reservorios antes de lo que se tenía previsto.
Esto representa un riesgo si no llueve bien en la próxima primavera. Aún no se ha llenado Tinajones y parece que la recarga del acuífero de Ica no viene abundante este año.
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