BUENOS AIRES (Agencias).– Con una celebración a lo grande en la Plaza de Mayo, el kirchnerismo celebró los 10 años de la investidura del fallecido presidente argentino Néstor Kirchner, en lo que el oficialismo considera una “década ganada” y la oposición llama una década oscura para el país.
“NO SOY ETERNA”
En coincidencia con los 203 años de la Revolución de Mayo de 1810, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner encabezó los festejos y a la vez advirtió: “Yo no soy eterna, lo he dicho muchas veces, y lo que es más importante, tampoco lo quiero ser”.
La mandataria pidió a los argentinos que a “esta década ganada le siga otra” en la que la población siga “ganando”.
Aunque nunca ha descartado enfáticamente su intención de postular a la reelección en 2015, Fernández dejó este mensaje ambiguo: “¿El cambio de un gobierno por otro es fin de ciclo o, en realidad, se están refiriendo a que cuando yo me vaya se va a acabar todo lo conquistado en esta década?”.
¿AÑOS PERDIDOS?
En tanto, los argentinos siguen divididos en cuanto al balance de los 10 años del kirchnerismo, que presenta notables claroscuros.
Por un lado, Argentina creció económicamente y avanzó en el terreno de los derechos humanos y civiles; por otro, sufrió el deterioro de sus instituciones y no terminó de concretar un desarrollo estable e integral, señalaron analistas a la Associated Press.
“Hoy está claro que Argentina, bajo el liderazgo de los Kirchner, no ha sabido aprovechar la oportunidad que para América Latina ha significado la primera década del siglo XXI, la de mayor crecimiento en sus dos siglos de historia. En lugar de tomar el camino de Brasil, México, Colombia, Perú, Chile y Uruguay, está tomando el de Venezuela”, dijo el politólogo Rosendo Fraga.
A su vez, otros analistas recordaron las arremetidas contra la libertad de prensa durante la ‘Era K’. Entre ellas, una ley de medios audiovisuales dirigida contra el grupo Clarín.
SABÍA QUE
- El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner asumió la Presidencia de una Argentina que sufría terribles secuelas de la crisis de 2001, la peor de su historia.
- Diez años después, Cristina Fernández se aferra a un modelo económico que sufre un desgaste por las denuncias de corrupción que salpican a los allegados al régimen.
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