Enrique Castillo,Opina.21
ecastillo@peru21.com
Es ahora la causa de una creciente lucha política entre un sector del Gobierno –que no sabemos si busca darle soporte a un jefe de Estado renuente a otorgar la gracia, o trata de boicotear la posibilidad de un indulto que se ve venir– y el fujimorismo.
Esta lucha ha llevado a las partes a tratar de ganar el espacio mediático con el objetivo de sensibilizar a la población para rechazar o apoyar la solicitud, según sea el caso.
Hemos sido testigos de poco pertinentes pronunciamientos ministeriales, inspecciones de madrugada, filtración de fotografías, repentino otorgamiento de indultos a muchos otros presos, por una parte; y, acusaciones públicas a ese sector del Gobierno, públicas disputas internas, contradictorios pronunciamientos familiares, torpes campañas sicosociales, y hasta un desesperado pedido para que el preso sea entrevistado, por la otra.
Los tremendos errores cometidos por el fujimorismo han desnudado las debilidades de los argumentos que sustentaban la solicitud, y han revelado como política una causa que se mostraba como humanitaria.
Tal como le ocurrió a Keiko Fujimori en la campaña, la lucha interna, los ‘asesores’ y los voceros están llevando a la debacle la lucha fujimorista.
Por otra parte, las prácticas utilizadas por un sector del Gobierno han puesto al descubierto el mal manejo que se viene haciendo del tema, convirtiéndolo precisamente en fuente de enfrentamiento político –que ya está cobrando algunas víctimas en el Gabinete-, algo que le pasará la factura en el futuro. Y pensar que todavía nos falta el capítulo de los informes médicos y de los de la Comisión.
Por su propio bien y el del país, el Presidente debería pedir que se acelere el proceso. El país quiere una respuesta pronta y no una guerra prolongada.
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