Carlos Carlín,Habla.Babas
ccarlin@peru21.com
Me llamó a la radio para contarme que su hijo estaba confundido y triste porque había preferido dejar de ir a pasear o ir al cine el fin de semana con su familia para juntar plata y donarla al ‘Niño Mariposa’. Consiguió con esfuerzo 180 soles y estaba feliz porque iban a ayudar a otro. Ahora, después de enterarse de que el padre de Adrianito había comprado en el Motorshow un auto nuevo de 16,000 dólares, sentía algo raro que no sabía explicar. Nunca antes lo habían estafado. Se habían burlado de su buena fe, y el papá no sabía qué decirle. ¿Quién le devuelve a ese niño las ganas de volver a ayudar? Su nobleza ha recibido, desde muy temprano, una cachetada de la que probablemente no se recupere jamás. Qué fácil es destruir la buena fe. Qué sencillo es para la estupidez humana acabar de porrazo con las buenas acciones de pocos. Ese padre tiene la tarea de limpiar el corazón de su hijo. Explicarle que en el mundo real existen adultos irresponsables que encuentran felicidad en comprar un auto. Personas mayores que pierden la perspectiva cuando tienen frente a sus ojos plata con la que nunca en su vida soñaron, pero que también existen más personas que reclaman ayuda a gritos y que siempre van a necesitar de la generosidad de corazones nobles como el suyo.
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