Enrique Castillo,Opina.21
Ese es el punto de partida del post fallo, y debería ser la piedra angular de todo lo que pueda venir después a nivel de los gobiernos de ambos países. Por eso, ambos discursos deberían ser piezas muy bien meditadas.
Sin embargo, el verdadero comportamiento de los gobiernos, así como de sus respectivas oposiciones, lo veremos luego de que a ambos lados de la frontera se haya desmenuzado y “digerido” el fallo, se conozcan los titulares y análisis de los medios de comunicación, y se haya “pulseado” la reacción de la población y de las FF.AA.
En esa línea, los peruanos debemos estar muy atentos a lo que diga después la presidenta electa de Chile. Seguramente el discurso de Sebastián Piñera será consultado con Michelle Bachelet, pero es la palabra de ella la que nos importa porque es a ella a quien le corresponderá, en este su segundo gobierno, dirigir la ejecución del fallo, lo que no será nada grato para la presidenta.
Recordemos que fue al primer gobierno de Bachelet al que le tocó recibir la demanda planteada por el Estado peruano, lo que fue considerado por el gobierno chileno como un gesto inamistoso.
Se acabó toda una etapa de rumores, conjeturas, especulaciones, discursos de buena voluntad o críticas sin sustento. A partir de mañana martes sabremos cómo jugarán sus cartas cada gobierno y los “poderes fácticos” de cada país; y a partir de ello sabremos si el fallo de La Haya sirvió realmente para cerrar heridas.
Después de las reacciones iniciales vendrá un proceso que debe ser manejado con mucha prudencia, serenidad y habilidad.
El presidente debe dirigir la ejecución del fallo, pero muy bien guiado por un equipo profesional y competente. Desde hoy no se puede improvisar ni lanzar frases al aire.
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