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El nuevo Papa impone un estilo franciscano en Roma

TIEMPOS DE CAMBIO. Francisco rompe esquemas en su primer día como pontífice por su sencillez. Inclusive, en la cena con los cardenales bromeó y les dijo “Que Dios los perdone” por haberlo elegido Sumo Pontífice.

En su primera homilía, Francisco dijo que la Iglesia debería focalizarse más en los Evangelios de Jesucristo. (Reuters)
En su primera homilía, Francisco dijo que la Iglesia debería focalizarse más en los Evangelios de Jesucristo. (Reuters)

CIUDAD DEL VATICANO.– El Vaticano, una institución de siglos que está acostumbrada a hacer casi todo según las reglas, se prepara para un papado algo más espontáneo, un estilo diferente, sencillo, franciscano, en la línea del nombre adoptado por Jorge Bergoglio, Francisco.

Algunos observadores vaticanos lo llaman ya el ‘Bergoglio-style’, subrayando, sobre todo, la frescura de sus primeras palabras: “Parece que los cardenales han tenido que ir casi al fin del mundo para buscar al Obispo de Roma, pero ya estoy aquí”.

Menos de 24 horas después de que se convirtiera en el primer Papa no europeo en cerca de 1,300 años, Francisco pareció romper más reglas que su predecesor, Benedicto XVI, durante ocho años.

“Vamos a tener que acostumbrarnos a una nueva forma de hacer las cosas”, comentó el padre Tom Rosica, sacerdote canadiense que administra una estación de televisión católica en Canadá y que fue enviado a Roma para ayudar con la llegada de medios de comunicación durante la transición papal.

De hecho, las primeras palabras pronunciadas por Bergoglio tras convertirse en Papa dieron una señal de que las cosas serán diferentes.

No comenzó usando el típico “Alabado sea Jesucristo” o “Queridos hermanos y hermanas”, sino que empleó un mucho más familiar “Buona sera” –Buenas noches en italiano– para dirigirse a la empapada multitud bajo la lluvia en la Plaza de San Pedro.

“Quedé impactado por lo que sucedió anoche (miércoles). No esperaba que un pontificado comenzara con ‘Buona sera’”, manifestó Rosica.

Tampoco quiso usar la esclavina (estola) roja todo el tiempo, y únicamente lo hizo para dar la bendición.

Otro hecho resaltante es que se presente reiteradamente como Obispo de Roma, lo que ha sido interpretado por los especialistas como su intención de potenciar el ecumenismo en aras de la unidad.

En noviembre de 2007, las iglesias ortodoxas reconocieron al Obispo de Roma como “primer patriarca”, aunque siguen discrepando con los católicos sobre la interpretación de sus prerrogativas, según un documento conjunto aprobado por la Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre Católicos y Ortodoxos.

SIN TRONO Y EN BUS
Mientras estaba en la Capilla Sixtina, los asesores del Papa pusieron una silla estilo trono sobre una plataforma para que Francisco se sentara mientras los cardenales le prometían obediencia uno a uno.

En vez de eso, el pontífice bajó a un nivel inferior y se quedó de pie mientras cada uno de sus pares lo saludaba.

Una hora después rechazó usar la limusina papal que lo esperaba para llevarlo a la cena en la residencia vaticana y volvió en minibús, con el resto de cardenales, a la residencia de Santa Marta, donde estaban instalados.

En la cena, Bergoglio bromeó con los cardenales que lo eligieron: “Que Dios los perdone por lo que han hecho”, expresó Francisco, según el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.

En la mañana de ayer, tras su elección, el Vaticano se esforzó por cumplir con las exigencias de un papado con un nuevo estilo.

“Debemos tener paciencia, estamos comenzando algo nuevo. Hay muchas cosas que no sabemos todavía”, expresó Lombardi frente a una enorme cantidad de interrogantes de periodistas sobre qué esperar. La respuesta es, probablemente, esperar lo inesperado.

Inclusive, ayer por la mañana, el Papa volvió a la residencia administrada por la Iglesia donde estaba hospedado como cardenal para el cónclave. Allí, insistió en pagar su cuenta del hotel, pese a que ahora es el jefe.

“Quería retirar su equipaje, sus maletas. Había dejado todo allí. Entonces se detuvo en la oficina, saludó a todos y decidió pagar la cuenta del hotel (…) porque estaba preocupado por dar un buen ejemplo sobre lo que deberían hacer los sacerdotes y los obispos”, reveló Federico Lombardi.


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