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"La música, la guitarra y el Perú son mi vida"

Una de las cosas que más le llena de orgullo a don Óscar Avilés es haber sido declarado, por la OEA, ‘Patrimonio Artístico de América’. La distinción es justa porque pocos artistas, como él, entregaron su vida por la música.

Foto: Rafael Cornejo.
Foto: Rafael Cornejo.

Óscar Avilés,Guitarrista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Don Óscar Avilés es una leyenda de nuestra música. Con 89 años a cuestas nos recibe en su casa y, lleno de prosapia criolla, nos dice: “Celebren la canción criolla, no Halloween, por eso los invito y los espero para que esta noche la pasemos ‘del carajo’”, aludiendo así al homenaje que hoy, Día de la Canción Criolla, varios artistas –Los Ardiles, Juan ‘Zambo’ Barbieri, el Grupo Jiza y Pepe Vásquez– le darán en la peña Del Carajo (Catalino Miranda 158, Barranco). Las entradas se venden ahí.

¿Qué han significado la música, la guitarra y el Perú en su vida?
La música, la guitarra y el Perú son mi vida. Yo sigo tocando la guitarra, sigo entregando notas y creando. Y el Perú es mi vida porque cada mañana, cuando me levanto, tengo ganas de hacer más por él. Yo quiero seguir trayéndole laureles, no a Óscar Avilés, sino a todos los peruanos.

¿Cómo un músico hace ‘patria’?
Pensando y haciendo cosas por el país. Cada vez que subo al escenario, no solo entrego mi arte sino mi alma. Mi alma le pertenece a esta tierra. Hay que agradecer que a uno lo nombren representante de su país.

Envidio que siempre haya tenido clara su vocación…
Desde que a los 10 cogí una guitarra, no la dejé. Y eso está plasmado en unas décimas que escribieron para mí: “A los 10 años de edad pulsa un niño la guitarra, con talento, arte y habilidad, su manera de tocar gusta y convence”. Esta expresión me encanta: “Gusta y convence”. Yo siempre fui un músico cordial.

Tan cordial que, en la última eliminatoria, iba a alentar a la selección de fútbol…
Y le ganamos a Chile y a Ecuador, pero más que los resultados, pienso en cómo fui recibido por los muchachos. Fue muy bonito ir a cantar, tocarles la guitarra y hacerlos bailar. La afición peruana estaba muy confiada…

Pero no clasificamos…
Bueno, así es el fútbol (risas).

La gente lo quiere, no lo ‘sala’ ni el fútbol…
Sí, me quiere mucho, de una forma que yo ni me imaginaba, porque yo siempre andaba ocupado, pensando en hacer música y no tanto en el aplauso. Y algo debo haber hecho yo, porque desde el colegio me he distinguido por mi sencillez.

¿Cómo mantener la humildad sabiéndose talentoso?
Eso nace con uno y con la crianza recibida en casa. Yo siempre tuve el ejemplo de mi padre, quien fue un caballero, un señor con una mirada de avanzada: tocaba cinco instrumentos; yo, apenas uno; él era enamorado de la fotografía y de la cinematografía, y creó una máquina de doblaje simultáneo.

Aparece como personaje en la serie sobre Polo Campos. ¿Cómo fue su amistad con él?
Lo conozco desde hace muchísimos años, y siempre le he tenido admiración… no a la persona, sino a lo que hacía. Desde muy joven fue una persona distinta, un gran compositor. Por eso admiro estos versos suyos: “Cosechando mis mares, sembrando mis tierras, quiero más a mi patria, mi nación que, luchando, rompió las cadenas de la esclavitud. Es la tierra del inca que el sol ilumina porque Dios lo manda, y es que Dios a la gloria le cambió de nombre y le puso Perú”. Caray, cómo no emocionarse. Y creo que de él también son estos versos: “El que no quiere a su patria, mejor que no viva”.

A propósito, ¿le gusta el huayno?
Sí, hoy lo entiendo más. Antes estaba más vinculado con el poblador de la sierra, pero hoy existen grupos musicales que le han puesto nuevos instrumentos, nuevos arreglos, eso sí, sin dejar de lado la hermosa guitarra.

¿Qué piensa de Raúl García Zárate?
Es un hombre muy enterado de sus raíces. Por eso, sus composiciones son admirables porque transmite el espíritu de su tierra.

¿Qué piensa de Carlos Hayre?
Ay, Carlitos. Fue un muy buen guitarrista. Como compositor era muy expresivo, fue amigo de sus mayores y supo honrar la memoria de Felipe Pinglo y la de su barrio. Con él frecuentábamos los centros musicales, pues conocía como pocos la música criolla e, incluso, la andina.

¿Qué piensa de Manuel Acosta Ojeda?
Manuelito. Es otro ángulo de la música criolla, muy diferente a Hayre. Su línea melódica es muy suave, muy dulce. Y también destaco su preocupación por la lírica. Y compartimos el dial de Radio Nacional, donde yo conduzco El Óscar del criollismo.

La radio está muy vinculada con su vida…
Mi casi debut profesional fue en la radio. Y pronto empecé a salir de gira; recuerdo que, a los 15 o 16 años, Rosa Dolores Ascoy, una de Las Limeñitas de Ascoy, y su hermano Alejandro me llevaron a una de las primeras que hice. Fue a Ica, parece cerca, pero allí nos íbamos de gira (ríe).

Tocó varios años con Chabuca Granda…
Gracias a ella, todo el mundo quiso saber del Perú. Trabajé diez años a su lado y, por trascendencia, es nuestra compositora más importante.

AUTOFICHA

- Tengo 89 años, y el 23 de marzo de 2014 espero la serenata por mis 90 años. Nací en el Callao. Soy hincha del Atlético Chalaco, que le ganaba siempre a Alianza Lima.

- Mi papá no quería que yo fuese guitarrista, pero después me dio todo su apoyo. La OEA me declaró Patrimonio Artístico de América.

- Provengo de una familia musical. Por eso, Lucy, mi hija, sigue mis pasos, la tradición, y no deja mal el apellido Avilés. Mi nieto, llamado Óscar, ya toca la guitarra.


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