Carlos Meléndez,Persiana Americana
Se llama millennials a los nacidos entre 1981 y 1996 (entre 18 y 33 años), cohorte posterior a la noventera Generación X. Según la descripción convencional, los millennials son menos materialistas que sus antecesores y están más preocupados integralmente por sus vidas. Confían más en sus redes de amigos que en instituciones. Son menos yuppies y más hipsters.
Semana Económica ha publicado un estudio aplicando este concepto sociodemográfico a la realidad peruana, con énfasis en perfiles profesionales y hábitos de consumo. Resulta que nuestros millennials no están interesados en hacer empresa, se aburren rápidamente y cambian de chamba con facilidad, y tienen intereses de alta especialización laboral. Son cool, no solo compran un producto, sino un estilo; son cada vez más dependientes del consumo digital.
Extraña la poca profundidad en aspectos ideológicos y políticos en el estudio citado. Los millennials comparten un sentido común pro mercado. Han crecido en el apogeo del neoliberalismo y, aunque son críticos, comparten sus fundamentos. Además, han desarrollado sensibilidad sobre determinados temas en expansión global: derechos de los homosexuales, legalización de la marihuana y cuidado del medio ambiente.
Aquí, sin partidos programáticos, cuesta ser social-liberal y solo emergen ppkausas. En una sociedad chicha el poco apego institucional del millennial se confunde con la informalidad transversal autóctona. El proyecto profesional está repleto de cachuelos con recibos por honorarios. El consumo se digiere en 24 cuotas, el pan para mayo en una caja de ahorros. Así, el millenial criollo no llega a hipster, sino a sobreviviente del pluri-subempleo. Tampoco es nerd, pavo no más.
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