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Opinión

Contra viento y marea se dio luz verde a la repartija. Con el desparpajo de una clase política que no se respeta y que se burla de la inteligencia ciudadana se consumó la ‘elección’ partidaria para los puestos de la Defensoría del Pueblo y del Tribunal Constitucional.

Mónica Delta,Opina.21
mdelta@peru21.com

Las consecuencias no tardarán en verse en casos que se convertirán en emblemáticos para el país.La majestad del Tribunal Constitucional estará, mayoritariamente, en manos de obedientes de los intereses del partido que los patrocina. En la Defensoría del Pueblo, después de haber tenido figuras enaltecedoras –como Jorge Santistevan de Noriega, que en paz descanse, quien, si viviera, estaría muy confundido, y Beatriz Merino, cuya transparencia ha sido su modo de vida en lo público y en lo privado–, pasamos a un personaje que, en lo personal, no conocemos, pero que responde sin dudas ni murmuraciones a Perú Posible, aliado del Gobierno, cuyo líder está en serios aprietos legales. La cosa no pinta bien. La institucionalidad democrática está devaluada y se está convirtiendo en una circunstancia peligrosa. Si el presidente Humala quería emparejar el suelo y tener un contexto más viable para su discurso del 28 de julio, no lo ha conseguido. La luz verde, que Nadine Heredia le dio al ‘chuponeado’ ministro Pedro Cateriano para concretar compras para el VRAEM, no es anecdótica, es preocupante. El blindaje evidente a Alejandro Toledo en el asunto de los manejos inmobiliarios de su íntimo amigo, su suegra, su esposa o sabe Dios quién, también le cobra una cuota en el respaldo ciudadano al jefe de Estado. ¿Hasta cuánto de su capital político estará dispuesto a entregar Ollanta al bien amado ‘cholo sagrado’? Por otro lado, cuánto está dispuesto a entregar a cambio de una inhabilitación a Alan García? Salvo que quiera quedarse más allá de 2016, no se explica la cantidad de frentes que se ha abierto el presidente “de todos los peruanos”. La luz verde que sí queremos es que el sistema democrático se fortalezca y que el mandatario no sea parte del cinismo de la clase política que dirige al país.


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