Carlos Meléndez,Persiana Americana
Comenzó el Mundial y también las predicciones. El estadístico Nate Silver –exitoso en augurar los resultados de las elecciones gringas–, el grupo de banca de inversiones Goldman Sachs y hasta el equipo de análisis de la campaña electoral de Obama (este último en privado) han elaborado sofisticados modelos estadísticos para predecir los resultados y ubicaciones finales de las selecciones que juegan en Brasil. ¿Cuán confiables son estas apuestas?
La lógica del pronóstico parte de un principio básico: el mejor predictor de tu futuro es lo que hiciste en tu pasado (ya tú sabes). Esto es aplicable a cualquier tipo de comportamiento: económico, político, deportivo, etc. Por eso, los registros de desempeños anteriores son materia prima para despejar incertidumbres (cuando existen, aún escasos en el fútbol). El modelo se complica cuando no basta con explicar la acción individual (imagínate de 11 jugadores) y cuando se debe incorporar el contexto (por ejemplo, dónde sucederán los acontecimientos). Debido al peso relativo de cada uno de esos factores, las predicciones varían. Por ejemplo, ¿qué es más importante: que el equipo base de una selección sea un club de torneos de alta competencia o que el Mundial se juegue en Sudamérica?
Esto es lo que usted, estimado futbolero, hace intuitivamente cuando llena la polla o le apuesta al compadre el score del domingo. Por eso, hasta el presidente Humala se atreve a dar su terna de favoritos (Brasil, España, Alemania). Pero tanto Goldman Sachs como Silver incluyen a Argentina como segundo (Brasil, Argentina, España y Alemania) y Silver sube a Chile como quinto. Esto se debe al efecto ‘vecindario’ que favorece a los que ‘juegan de local’. El 13 de julio sabremos si el pulpo Paul tiene sucesor.
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