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"El fallo del juez Urbina apesta como La Parada"

Bernales es constitucionalista, profesor universitario y gestor cultural. Desde Romanza promueve Aída, la ópera de Verdi que se presenta este 10 y 12 de abril.

Foto: Mario Zapata.
Foto: Mario Zapata.

Enrique Bernales,Abogado
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Enrique Bernales encabeza Romanza, la asociación cultural que organiza las temporadas líricas limeñas. Este 10 y 12 de abril, en el Gran Teatro Nacional, se presenta Aída, de Verdi, en la que participa un elenco internacional de lujo. Las entradas se venden en Teleticket (Wong). Sin embargo, además de ser un melómano, Bernales es un respetado constitucionalista y exsenador izquierdista. De música, política y derecho trata esta charla.

¿Sigue siendo de izquierda?
Sigo siendo un socialista de orientación socialdemócrata. Allí hay elementos de izquierda, de centro y algunas concesiones al liberalismo. Sin embargo, hay cosas de la socialdemocracia que no tienen que definirse como de izquierda o centro, sino de la vida.

Siento que su respuesta es “sí, pero no”…
Lo que no me gusta es el encasillamiento. En nuestro país hay una demonización: decir que uno es de izquierda o de derecha es como señalar si uno irá al cielo o al infierno. Y más que ideológica, es una discusión muy pobre, no profundiza en los conceptos, no toma en cuenta el desarrollo científico y tecnológico que ha borrado las diferencias entre las antiguas concepciones de ‘derecha’ e ‘izquierda’, y no considera los grandes procesos mundiales de fines del siglo XX –la de-saparición de la Unión Soviética y los cambios de China–. En lugar de preguntar si uno es de derecha o izquierda, hay que preguntar: “¿De qué lado estás: del lado del statu quo o de una necesidad de cambios que eliminen la pobreza y la mala distribución de la riqueza?”.

¿Por qué nos fue tan mal con ‘políticos buenos’, como Bustamante y Rivero o Belaunde, y nos fue mejor con políticos con menos brillo, como Toledo, García e, incluso, Humala? ¿En la política se necesita más a los personajes pragmáticos?
En la política es fundamental la academia. Si el intelecto no está presente en la política, se reduce todo al pragmatismo, y entre el pragmatismo y el cinismo hay mucho parecido. Lo que alimenta la política es el espíritu kantiano, el razonamiento, la búsqueda de la verdad, el sentido del servicio… Si solo queda la razón práctica, se empobrece la vida social y la del propio Estado. El Perú de Bustamante y Belaunde fue cerrado y provinciano. Bustamante y Belaunde fueron presidentes previos a la globalización, que tuvo un efecto de aceleración de los cambios en el mundo: el capitalismo dejó de ser un mundo cerrado y dominante, y se abrieron los mercados.

¿El peruano es un buen elector?
Todos somos peruanos, pero nuestra estructura social siempre ha sido muy discriminatoria. Yo tuve una muy buena educación, pero, ¿cuántos peruanos tuvieron esta suerte? Acá, la educación es gratuita y de mala calidad. Estas carencias se reflejan en la política.

Es decir, para ser mejores electores necesitamos una reforma educativa y una reforma del sistema electoral…
Así es. Y un Estado que funcione con tal nivel de institucionalización que convoque, que sea eficiente, que no sea burocrático.

Asesoró a Luis Castañeda…
Esa historia tuvo corto desarrollo. Soy su amigo desde que él trabajaba en Cooperación Popular. En la última campaña me convocó, quería que lo ayudara en su plan de gobierno. Yo le dije: “Córrete al centro. Si lo haces, te ayudo”, porque me di cuenta de que una opción así ganaría las elecciones. Eso hizo Humala y ganó. Pero, por razones que desconozco, las cosas con Castañeda quedaron allí, ya no volvimos a reunirnos.

¿Castañeda es honesto?
No conozco su gestión municipal en detalle. La imagen que tengo de él es de honestidad, pero hay hechos de su gestión municipal que están sujetos a investigación judicial. Será la justicia la que determine su responsabilidad.

¿Cree que en la revocatoria actuó correctamente?
Debió dar la cara. Le faltan buenos consejeros. No se puede hacer una campaña donde uno tira la piedra y esconde la mano. Eso hizo Castañeda y fue su error.

¿Qué piensa del fallo del juez Malson Urbina?
Es un adefesio, huele muy mal; apesta como apestaba La Parada antes de que los comerciantes fueran trasladados a Santa Anita.

¿Tiene sustento jurídico?
Cómo va a tener sustento jurídico si ese señor se ha metido a resolver apelando a criterios que corresponden al Derecho Civil, y el hábeas corpus está en el campo del Derecho Constitucional. Además, desde la ética social y el interés de la sociedad –no hay que olvidar que la justicia está al servicio de la colectividad–, el fallo es un adefesio y le hace daño a la ciudad. He leído sus párrafos y son patéticos.

Si Malson Urbina hubiera sido su alumno, ¿lo habría jalado?
Hubiera pedido que se revisara su derecho de admisión a la universidad porque, francamente, este señor no tiene nivel universitario. Habría que regresarlo a la secundaria y que reaprenda todo.

AUTOFICHA

- Soy un melómano de toda la vida. El amor por la música lo tengo en los genes. Los domingos, después del almuerzo familiar, escuchábamos ópera, Beethoven…

- La música ayuda a pensar, despierta las neuronas; como nos serena, hace que las ideas fluyan. No mezclo Beethoven con los códigos (ríe).

- Soy un gestor musical porque siento que las buenas cosas hay que compartirlas. Por eso trabajé en Prolírica junto con el tenor Luis Alva y, ahora, en Romanza.


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