25.NOV Lunes, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Varios analistas han salido a devastar la posición de la izquierda peruana (específicamente al pronunciamiento del Frente Amplio) sobre los sucesos en Venezuela.

Carlos Meléndez,Persiana americana
Dicho ejercicio (con claro sesgo ideológico) evade un elemento, a mi juicio, central: el tipo de sociedad que habitamos. Mi crítica no es a la izquierda, sino a sus detractores.

En la sociedad peruana predominan valores tradicionales, jerárquicos, conservadores, en la vida familiar, social y política. Los valores seculares-racionales y de auto-expresión (en la jerga de Ronald Inglehart) apenas asoman en el país. Aún el orgullo nacional es más importante que la ciudadanía global, el respeto a la autoridad se “debe” ejercer sin dudas, prima la desconfianza ante el “extraño” y el desinterés por la política.

Por lo tanto, las posiciones políticas predominantes expresan los valores más asentados entre nosotros. Así, una sociedad materialista (en contraposición con una post materialista) aprecia la igualdad antes que la libertad. Una prédica “progresista” centrada en atender deficiencias materiales, sacrificando libertades políticas, es acogida cuando persiste un sistema económico desigual.

¿La izquierda debería ser liberal? Sí, pero no pensando en sus críticos sino en su electorado. Hasta ahora le ha funcionado (la elección de Humala y otros “socialistas del siglo XXI”). Pero, para ser justos, también la derecha carece de compromiso con las instituciones y las libertades políticas. ¿O es que el pragmatismo de los noventas no se enraizó precisamente porque sintonizaba con nuestra cultura política?

Muchos comentaristas piden peras al olmo de las ideologías, pasando por alto la realidad. Nuestra izquierda (y nuestra derecha) tardarán todavía algunas décadas más en ser democráticas.


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