Confiar en los hijos no implica dejarlos a la deriva. Si bien pueden ser responsables de sus acciones, la supervisión de un adulto siempre es necesaria. Sobre todo ahora: estamos en noviembre y dentro de algunas semanas llegarán las libretas a casa. Usted, como padre, madre o apoderado, tendrá que verlas.
Si el monitoreo ha sido constante, lo más probable es que no se lleve ninguna sorpresa. Sin embargo, si la última vez que supo algo acerca del rendimiento escolar de su hijo fue en mayo, prepárese. En tal sentido, es mucho mejor saber todo ahora, no recién en diciembre. Empiece recogiendo la información preguntándole a su hijo cómo le va. Luego vaya al centro de estudios, converse con los profesores y obtenga un panorama más claro de la situación académica.
El problema surge cuando las notas no son las esperadas. Peor aún cuando el escolar corre peligro de desaprobar alguna materia o de, incluso, repetir el año. ¿Qué hacer en estos casos? Lo cierto es que enmendar el rumbo a estas alturas es un reto complicado, pero tal vez no sea tan tarde. Por ello, es necesario que los padres dialoguen con sus hijos sobre este escenario, que se sinceren y elaboren un plan para terminar bien el año. Asimismo, la orientación de los docentes y hasta del departamento de psicología del colegio pueden ser herramientas muy útiles para este tramo final. Que la meta sea aprobar y, sobre todo, aprender.
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