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Opinión

Los argentinos están más felices que Don Ramón con la Tinka con la elección de Jorge Bergoglio como el nuevo Papa.

Carlos Carlín, Habla.babas
Los argentinos están más felices que Don Ramón con la Tinka con la elección de Jorge Bergoglio como el nuevo Papa. Francisco les ha dado a nuestros vecinos una razón más para sentirse divinidades, y se dice que eso, de costadito, a nosotros, los latinoamericanos, también nos beneficia. Yo, sinceramente, no sé por qué. Parece que algunos quisieran, como sea, ganarse con alguito de la reciente popularidad gaucha. Como picones no faltan, ya algún perucho orgulloso ha dicho que los argentinos podrán tener su Papa, pero que nosotros tenemos “la papa”. Faltosa frasecita que esconde envidia y una monumental ingenuidad. Si la mitra papal hubiese recaído en una cabeza peruana, esa no sería otra que la del cardenal Cipriani, y eso, con todo respeto, sería el infierno. Está bien que el Papa sea argentino porque ya empezaron a adornar esa investidura con algo del sentido del humor e irreverencia que los caracteriza. Ojalá que también consigan un poco de modernidad que tanto necesita el clero. Los argentinos dicen que la mano de Dios lo escogió, que su economía mejorará porque ahora tienen vara, que Francisco es Gardel encarnado, entre otras ocurrencias. Bueno, que lo disfruten. Si Charly García es Dios, entonces era lógico que el Papa fuera argentino.


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