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"Ayudar a los niños con cáncer es mi vida"

A los 11 años ya trabajaba con un psiquiatra y, desde hace 30, ayuda a los niños con cáncer. Teresa Pasco es un ejemplo de amor por el otro. Por eso, hay que apoyar la colecta que Magia, su institución, realiza hoy y mañana.

Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Teresa Pasco,Presidenta de Magia
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Llegó el momento de ponernos solidarios. Hoy y mañana, Magia, institución que apoya a los niños con cáncer, organiza su colecta nacional. En las calles, miles de voluntarias se acercarán pidiéndole su colaboración, pero podemos ser solidarios todo el año depositando nuestro aporte en las cuentas que Magia tiene en Scotiabank: 0008733015 (soles) y 0003856604 (dólares). Conversamos con Teresa Pasco, su fundadora.

A los 11 años usted ya colaboraba con un médico. ¿Qué cualidades debe tener una persona para ser médico?
Primero, vocación. Luego, sensibilidad y, tercero, cariño por el otro. También hay que ser perfeccionista y muy dedicado a los estudios. Un buen médico no solo debe dedicarse a los libros, sino estar siempre actualizándose, asistir a congresos y seminarios, ir a los hospitales y ver en vivo y en directo lo que siente y sufre un paciente. Uno debe estar cerca del enfermo. Cuando era estudiante, en mi tiempo libre no iba a divertirme, sino que la pasaba en el hospital. Por ejemplo, me encantaba hacer guardias en el pabellón de niños. Muchas veces me llamaban, no para que los atendiese, sino para que les leyese un cuento, y yo, como entenderá, lo hacía feliz.

Yo no podría ser médico porque no me gusta ver sufrir a los demás, pero ustedes trabajan con el dolor…
Lo aliviamos, lo combatimos. Dios pone en nuestro camino esta vocación, y si la llevamos con cariño y pasión, nos sentimos realizados.

¿De dónde le viene el espíritu solidario?
En mi vida se juntaron dos cosas: mi vocación y el deseo de ayudar y de enfrentar situaciones críticas… en beneficio de los demás.

Usted fundó Ponle corazón…
Hace 30 años trabajo ayudando a los niños con cáncer. Y si algo bueno hice fue rodearme de gente dedicada. Esto me dio fuerza. Muchos niños sufrían, y hasta morían, sin saber de qué, pues no se les diagnosticaba el cáncer. Nosotros instalamos, en el país y en América del Sur, la primera sala de niños con cáncer. Comenzamos con cinco camas, al año ya teníamos 26.

Entonces, ustedes aparecen por una necesidad de la población…
Así es. Como le digo, por entonces no se hablaba del cáncer en los niños. Nosotros empezamos a ocuparnos de ellos, grupo que cada vez era más grande.

¿Cuál es el cáncer más frecuente en los niños?
El cáncer a la sangre, la leucemia. Eso sí, si nos comparamos con otros países en cuanto a la lucha contra el cáncer infantil, estamos muy bien.

En el cáncer, lo mejor es la prevención, pero ¿cómo se puede prevenir este mal en un niño?
Se puede. Por ejemplo, si en la madrugada el niño se despierta y sus ojitos brillan como los de un gato, ese puede ser un cáncer a la retina. Hay que darles importancia a estos síntomas. También hay que prestarles atención a los niños que no juegan, que no ríen, que no comen, que sangran, que están pálidos, que no salen al recreo, que están siempre cansados: podrían tener células tumorales. Asimismo, hay que tener cuidado con aquellos que siempre se caen, que se quejan de dolores: podrían tener un cáncer al hueso. Y, claro, estar atentos a los bultos extraños.

Pero uno no piensa en llevar a un niño al oncólogo…
Hay que escoger un buen pediatra. Si este está preparado y ve algunos de los síntomas preocupantes, se apoyará en el oncólogo pediátrico. Cada año las cifras de niños con cáncer aumentan, pero no hay que ser alarmistas. Esto no quiere decir que la incidencia sea mayor sino que quizás recién los estemos diagnosticando debidamente.

¿El Estado está haciendo bien su tarea respecto a los niños con cáncer?
Sí, el Seguro Integral de Salud cubre mucho del tratamiento, pero hay niños que no tienen seguro, entonces nosotros intervenimos. Y esta ayuda no solo se circunscribe a la medicina, sino también al soporte familiar, a la estadía, a los pasajes… es una ayuda integral, y en este tiempo hemos apoyado a miles de niños, muchos de los cuales hoy tienen una vida normal, han tenido hijos sanos y hasta me han hecho madrina (ríe).

Magia tiene ya tres años…
Pero, como le dije, yo trabajo hace 30 años en esto. Soy doctora en Neoplásicas. Allí pudimos instalar una sala de leucemia, una sala de tumores sólidos, etcétera. Empezamos haciendo colectas, y todo lo que reunimos tiene un dueño: los niños con cáncer. Aquí nadie recibe un sueldo, nuestros colaboradores nos apoyan ad honórem.

Usted podría estar en casa, disfrutando de sus hijos y de sus nietos. ¿Por qué la persistencia en esta labor?
Porque ayudar a los niños con cáncer y la solidaridad son mi vida. Yo me renuevo cuando voy al hospital, regreso con tres años menos (ríe). Y experiencias como las de Ponle Corazón y Magia han inspirado a ciudadanos de otros países para realizar un trabajo similar. Este reconocimiento internacional a nuestra labor también me llena de orgullo.

AUTOFICHA

- Nací en Piura. Vine a Lima, a estudiar, a los nueve años. Viví con una familia que me cogió mucho cariño. Allí conocí al doctor Encinas, médico del Larco Herrera.

- A los 11 años ya trabajaba con él, etiquetando sus frascos, tomando nota de las necropsias. Allí nació mi vocación por la Medicina.

- Los médicos peruanos son de los mejores del mundo. Por ejemplo, tenemos unos doctores clínicos de primera, quienes, además, por su vida, resultan un ejemplo.


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