Carlos Carlín, Habla.babas
ccarlin@peru21.com
¿‘Wendy’, dónde estás? – Se escuchó decir a ‘Queca’ por el altavoz del teléfono. –“En la Javier Prado Quequis” – respondió ‘Wendy’ desde su posición de copiloto. En el asiento de atrás, ‘Gonzalete’ comandaba la operación. El chofer, yo. Manejando pésimo.
De la nada, apareció delante de nosotros el carro que tenía adentro a Johanna. ‘La Chata’, sin dudar, con carterita en mano, decidió, en medio de la Av. Javier Prado, bajarse y caminar entre los miles de carros con su vestido de Sitka para pasarse a mi carro. Eran las 8 y 30 de de la noche del martes 9 de abril y los tres fantasmas y ‘Wendy’, 15 años más viejos, estaban nuevamente juntos. Como correspondía, comenzamos a jugar hablando como los personajes. Era evidente que estábamos felices.
Al llegar, la gente que nos reconocía se alegraba de vernos juntos. Queríamos un trago. No había, lo que sobraba era gente. Periodistas y mucha gente que quería ver de cerca a ‘Cachín’, la estrella de la noche.
Era el estreno de ASU MARE y fue una noche muy especial. Con ‘Cachín’ al lado, la mancha se completó. Inevitable no reírnos, imposible no sentirnos orgullosos por ‘Cachín’, imposible no cansarnos de agradecer el cariño de las personas que nos saludaban mientras avanzábamos torpes por la alfombra roja versión nacional.
Imposible no recordar una temporada donde fui absolutamente feliz con los amigos que esa noche comprobé que, así pasen mil años, nunca dejaré de querer.
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