25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

Si una mujer tiene un hijo no deseado (no solo producto de una violación, sino por las dificultades económicas que tendrá que pasar para criarlo), existe la posibilidad de que esa criatura tenga un futuro nefasto, sobre todo si el contexto en el que crece es hostil.

Carlos Meléndez,Persiana americana
Si se legaliza el aborto (y, por lo tanto, las mujeres empiezan a tener solo hijos bienvenidos), se criarían solo a aquellos a quienes se les pueda garantizar una adecuada formación. Así, cuando grandes, las probabilidades de una generación de personas hechas y derechas serán mayores a la de delincuentes y criminales.

Este es el argumento de los economistas Steven Levitt y John Donohue (el primero, coautor de Freakonomics). Demuestran empíricamente que el crimen en EE.UU. comenzó a reducirse 18 años después de que se legalizara el aborto. De hecho, dicha legalización explica la reducción del 50% del crimen en ese país. La hipótesis fue confirmada en contextos tan diversos como Australia y Rumania.

Llevemos la tesis al caso peruano. ¿Acaso el crecimiento de la inseguridad en los últimos años sea el reflejo de nacimientos indeseados entre finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando el país atravesaba su crisis más generalizada? ¿Cuáles son las consecuencias sociales de traer al mundo niños que van a crecer en situaciones caóticas? El debate local sobre la legalización del aborto es incompleto porque han dominado posiciones principistas basadas en valores religiosos o derechos fundamentales, dejando a un lado las potenciales consecuencias sociales y la mirada de largo plazo. Si Ud. “marcha por la vida”, sepa que no todo tiene que ver con la satisfacción de sus creencias. Piense también en la sociedad. O en el prójimo, como quiera llamarlo.


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