Carlos Meléndez,Persiana Americana
A pesar de contar con el 49% de las preferencias electorales, Luis Castañeda es –para muchos analistas– vencible. Según las principales encuestadoras, los limeños estarían dispuestos a votar por un candidato a alcalde que represente: juventud, modernidad, eficiencia y renovación de la política. ¿Por qué ningún precandidato que se acerca a este perfil no despega?
La partida está servida para un cuarentón, provenga de partidos o se venda como outsider. Salvador Heresi es quien mejor ha aprovechado, hasta ahora, este vacío, pero parece estancado en un 5% (según Ipsos). Su prestigio como alcalde distrital, sin embargo, es un obstáculo para darle vuelo metropolitano a su candidatura.
El PPC es el partido que más capital simbólico ha acumulado. La revocatoria y las elecciones para reemplazar a los ediles revocados han comprobado su prestigio y su caudal capitalino. Pero, por el momento, es una marca sin candidato. Rafael Santos y Alberto Valenzuela, sus principales cartas, tienen que pasar primero por primarias internas, ejercicio democrático, pero extenuante que ya cobró su primera víctima (Pablo Secada). La “democracia interna” parece ser un escollo severo si incluimos el caso ya descartado de Juan Sheput en Perú Posible.
El APRA tiene en Enrique Cornejo a un candidato con recorrido profesional, específicamente en gestión pública, pero la marca de la estrella es un peso muy elevado para un despegue cómodo, especialmente en Lima donde se concentra gran parte del antiaprismo.
Entre los precandidatos cuarentones, solo queda Philip Butters, un outsider de manual de texto (mediático, bullanguero, anti-establishment). Hasta ahora solo parece un portavoz militar y conservador. ¿Podrá dar el salto a una alternativa sensata de gestión?
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.