Una de las funciones de una marca es que los clientes puedan identificar los productos y que los compren con confianza. Sirven, además, para dar ‘personalidad’ al producto o servicio. Por ejemplo, no se esperará lo mismo del servicio que ofrece la peluquería de nombre ‘Rebelde’, que de aquella denominada ‘Ricitos’.
Últimamente, las empresas enfrentan un dilema cuando quieren dirigirse a un grupo social diferente al que siempre han atendido.
Por ejemplo, el dueño de la pollería ‘Los Condes’, en Miraflores, evalúa atender a clases emergentes de la periferia de la ciudad. ¿Debería ir a Comas con el mismo nombre que el negocio en Miraflores? ¿Tal vez ‘Kikiriko’ atraería más a los clientes de esa nueva zona?
La solución más rápida y simple es manejar dos marcas. El problema es que ello implica costos y esfuerzos adicionales que no siempre son convenientes para el negocio. Quizás ese mayor gasto puede evitarse utilizando otras herramientas.
SABÍA QUE
- Hay que cuidarla
Dado el valor de las marcas, es crucial que esté registrada en Indecopi
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