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Juan Villoro: “Difuminamos las relaciones a partir de las redes sociales” [ENTREVISTA]

La curiosidad ha llevado al escritor mexicano a recorrer los géneros de novela, cuento, crónica, literatura infantil, teatro, ensayo y la lista puede seguir. Villoro respira recogiendo historias.

Juan Villoro ganó el premio Herralde por su novela El Testigo (2004). (César Campos)
Juan Villoro ganó el premio Herralde por su novela El Testigo (2004). (César Campos)
Pablo Vilcachagua

Pablo Vilcachagua

@pablovil

Es sábado, su segundo día en Lima, y ya completa unas cinco entrevistas. Apenas es el inicio. Juan Villoro (Ciudad de México, 1956), posiblemente el hincha más famoso del Necaxa, tiene la capacidad de hablar de todo y de todo lo hace bien. La misma noche que aterrizó en la ciudad tuvo que presentarse en un set de televisión y esta tarde lo aguardan dos reporteros de diarios, una revista cultural y un periodista deportivo. Acaso un ejemplo de su versatilidad. El día siguiente las citas en la agenda se multiplicarán. El mexicano vino a presentar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima ‘El Apocalipsis (todo incluído)’ (Editorial UCV, 2017), una compilación de cuentos para preguntarse hacia dónde vamos.

El cuento que pone el título al libro se sitúa a finales de 2012, cuando el mito maya del fin del mundo atraía los temores de algunas personas…. ¿Por qué a la humanidad le atrae tanto el final?
-Nostradamus se volvió famoso por hacer predicciones catastróficas, el astrónomo Tycho Brahe, por anunciar la muerte de un sultán. Predecir desastres, horrores es una afición del ser humano por la sencilla razón de que siempre nos hemos sentido en un entorno que es amenazante. La humanidad se formó rodeado de hambruna, fiebre, pestes, ciclones, terremotos, todo tipo de desafíos. Entonces la posibilidad de que todo se acabe siempre está presente en todas las culturas.

En dosis más pequeñas el ser humano, al ser un depredador que tiene un instinto por la cacería, por matar y un miedo por convertirse en presa, siempre ha tenido una fascinación por el peligro y por sobrevivirlo. ¿Por qué alguien practica deportes de Fórmula 1 o se tira en paracaídas? Todas estas tentaciones negativas ejercen la fascinación de que si sobrevives es como si hubieras conquistado una parte de la inmortalidad.

En 2014 mencionaste que la tecnología nos convertía en “autistas de nuestra propia vida”, ¿seguimos por ese camino?
-La nueva manera de comunicarnos a través de las redes, los protocolos de conducta, el tiempo que pasamos en la realidad virtual respecto al tiempo que pasamos en la antigua realidad; todo esto está cambiando las formas de comportamiento. No sabemos muy bien hacia dónde vamos porque somos como los bárbaros de una nueva civilización, estamos en pañales.

México, culturalmente hablando, se ha ‘burlado’ de la muerte, han sido fieles al humor negro, a las celebraciones. ¿Cómo cambia esta visión con la actualidad, donde son unos de los países más sangrientos del mundo?
-Por desgracia hoy en día la muerte se ha convertido en una estadística, hay periódicos que publican el número de asesinatos diarios como si fuera un marcador, como si fuera una cosecha roja deportiva y esto es gravísimo. El año pasado, en 2016 hubo un promedio de 500 personas encontradas al mes en fosas comunes, es decir, cada mes, medio centenar de personas fueron encontradas en fosas comunes. Esto habla de una necrópolis, o sea estamos habitando sobre muertos recientes y es una situación muy grave.

La realidad mexicana es compleja: hay grandes ceremonias, festejos, una cultura extraordinaria, grandes posibilidades de hacer turismo, una economía parcialmente boyante y simultáneamente somos un país trágico. Vivimos a veces en el carnaval, a veces en el apocalipsis y de manera más extraña a veces en el carnaval del apocalipsis; la mezcla de las dos cosas.

Mencionas que todo guarda relación con algo cotidiano, la realidad sigue siendo esa fuente de temas. ¿Cuán preparado debe estar un escritor para la aparición de la oportunidad/accidente? Refiero esta pregunta porque no todos sacan un escrito de un accidente al ojo o de una experiencia como un terremoto devastador.
-Creo que el principal ingrediente de la escritura es la curiosidad. En la medida en la que tengas una curiosidad especial vas a ver cosas que probablemente los demás no advierten, pero también es un entrenamiento. En la medida en la que tu tengas una capacidad de conectar zonas dispersas de la realidad vas a encontrar cosas importantes.

Me parece también muy importante que cada cronista pudiera pensar en cualquier realidad, por anodina y cotidiana que fuera, desde la óptica de un marciano: ¿Cómo vería un extraterrestre esto?, ¿Qué le llamaría la atención?, ¿Cuál sería su mayor sorpresa? No hay nada más misterioso que lo cotidiano.

“El mundo latinoamericano está hecho para la crónica”, ha dicho usted en una entrevista cercana. Cómo ejemplo le coloco uno: en el Perú dos de los últimos cuatro presidentes electos están presos, uno en fuga y el otro con investigaciones en curso…
-Bueno eso a los mexicanos nos parece aspiracional, ojalá tuviéramos un país donde los presidentes pudieran ser procesados, eso no ocurre en México. Digo; no es lo mejor que los presidentes sean procesados, pero es peor que nunca lo sean.

Pero eso también parece describirnos como país…
-Hay algo que no está funcionando evidentemente. A las personas se les mide cuando han tenido un trabajo de cargo determinado, no por cómo llegaron al trabajo, si no por cómo salieron. Creo que la posibilidad de procesar a personas poderosas es muy importante y en México esto no existe, entonces ahí si hay una descomposición, pero peor sería que esto no sucediera. Es como el Barcelona, cuatro ex presidentes han sido procesados recientemente. ¿Cómo es posible que llegar a un cargo desemboque en tentaciones que ponen en riesgo la carrera de una persona? Es la naturaleza humana y eso pasa en el Barcelona, el mejor club del mundo o en la presidencia de un país.

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¿Cómo ha tomado el ciudadano mexicano común este enfrentamiento con Estados Unidos?
-Es muy grave. El dictador Porfirio Díaz decía “Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Significa compartir la frontera más cruzada del mundo, significa compartir el problema de narcotráfico, porque es el máximo consumidor de drogas del planeta y el máximo vendedor de armas. Significa tener una relación siempre desigual, donde EE.UU. puede manejar parcialmente nuestra economía.

Tan solo Barack Obama, que fue un presidente simpático desde el punto de vista retórico, fue la cara sonriente de la política de deportación rompiendo récords de expulsión de mexicanos. Tenemos un problema estructural desde hace muchísimo tiempo con los EE.UU. y ahora ha empeorado porque Trump ha sido abiertamente discriminatorio, racista. A eso hay que sumarle que tenemos un pésimo gobierno que no ha podido responder al desafío de tener una unidad nacional. Enrique Peña Nieto desde el principio ha tratado de congraciarse con EEUU sin ningún éxito.

En las últimas dos elecciones votó por Andrés Manuel López Obrador, un candidato de izquierda que no logró el triunfo ¿Volverá a votar el 2018 por él?
-No. Yo voy a votar por la candidata independiente que están postulando las comunidades indígenas, María de Jesús Patricio. Todavía no es candidata independiente porque los requisitos son muy difíciles de cumplir, pero si los llega a terminar será una mejor opción. Es imposible que gane, pero es una opción moral y puede introducir en la agenda nacional temas de discusión que solo con ella se van a escuchar y con nadie más.

¿Era necesaria la llegada de Donald Trump y los golpes constantes a México para que este país voltee a América Latina y deje de ver a EE.UU. como una obsesión?
-Desde el punto de vista de la cultura no, porque la cultura viaja según sus propias reglas, pero la política oficial mexicana en los últimos años se ha concentrado mucho en EE.UU. Hemos tenido una especie de complejo de hermano menor que busca ser beneficiado por el hermano mayor, el cual es EE.UU. En esa medida la política mexicana ha sido entreguista. Si México hubiera hecho una política continental real, asistiendo con otra agenda a las cumbres latinoamericanas, y hubiera estado mucho más cerca de sus socios, en la región habría encontrado un respaldo más fuerte contra Trump.

¿Y el gobierno mexicano tomará ese camino?
-Lo que dices es muy importante porque Trump con todo lo oprobioso que es puede significar una especie de revulsivo para que nosotros nos pongamos las pilas y entonces recapitulemos en cosas que deberíamos haber hecho desde hace mucho tiempo. Para México es muy fácil que los migrantes, a costa de su vida, se vayan al extranjero y manden remesas. Lo que ellos envían es equivalente a lo que México gana en la venta de petróleo, casi el 10% del PIB. Es muy fácil no hacerse cargo de esas personas y recibir dinero de ellas, entonces también México es coparticipe de su situación terrible.

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Cambiando de tema, el teatro lo ha seducido en su “tercera edad”, como llama al momento que atraviesa ahora. ¿Considera que ha llegado (o vuelto) al teatro en la edad y momento justo?
-Sí, en la adolescencia yo hice teatro, pero solamente a partir de los 50 años empecé a escribir obras en serio. Este regreso me ha permitido ser principiante a una edad bastante avanzada y es muy importante para un artista no sentir que ha logrado algo, es decir, siempre tener una posibilidad de búsqueda, de comenzar de nuevo. En esa medida el teatro, no solamente como escritor sino todo lo que lo conforma, me ha permitido algo totalmente novedoso y extraordinario para mí.

Novela, cuento, literatura infantil, teatro, ensayos y la lista puede continuar. ¿Lleva una necesidad de moverse de un género a otro?
-Tiene que ver con la personalidad, ¿no? Yo soy una persona dispersa, con curiosidades variadas. Hay gente que se conforma con escribir en un género o incluso en una variante de ese género y ahí expresa su visión del mundo. A mi me gusta mucho saltar de un género a otro. No es tan raro, ha habido muchos escritores que han escrito prosa en distintos géneros y aquí tenemos un ejemplo conocidísimo que es Mario Vargas Llosa.

Ocho personas: Así tituló una de sus últimas columnas en el El Reforma, donde cuenta que un astrónomo solitario entregó su comunicación a solo 8 personas. “Acaso ése sea el número de relaciones que a todos nos corresponden”, menciona. ¿Quiénes serían sus ocho voces a donde siempre vuelve?
-Me gustó mucho que este astrónomo italiano, aislado en el desierto de Atacama, dependiera de 8 gentes. En mi caso, sería injusto escoger 8 voces ahora porque discriminaría a otras, pero sin duda es un buen número. A mí me impresionó mucho lo que dijo el astrónomo Massimo Tarenghi, porque realmente no hay mucha gente que este tan cerca de nosotros, tan comprometidos con nosotros. Debemos tratar de defender eso en momentos en que difuminamos las relaciones a partir de las redes sociales. Roberto Carlos cantó “Yo quiero tener un millón de amigos” y eso me parece una pesadilla, porque ese millón de amigos no son reales. Bueno, él dijo: “quiero un coro de pajaritos” y efectivamente ese millón de amigos es un coro de pajaritos, no son personas que estén cerca de ti.

Ha mencionado que “la fiesta de Sant Jordi es un buen momento para defender el libro: no me imagino un Sant Jordi en el que se estén regalando descargas electrónicas de libro. ‘Hola. Feliz día. Te regalo una descarga electrónica de libro‘”. ¿Cómo observa el balance de su defensa al libro como objeto?
-Va muy bien y la Feria del Libro de Lima es un gran ejemplo ya que demuestra que la gente se sigue congregando entorno a los libros, prefiere regalar una edición de los sonetos de Shakespeare a regalar una descarga electrónica totalmente impersonal. La gente pensó que cuando se inventaba el cine iba a desaparecer el teatro y cuando se inventaba la televisión iba a desaparecer el cine, pero vemos que todo puede ser complementario. El secreto de la cultura es siempre sumar nunca restar.

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Ambos son novelistas, cronistas, aman el futbol y comparten hasta el nombre de la esposa. ¿De qué conversan Martín Caparrós y usted cuando no hablan de literatura?
-De todo, realmente es un hermano que me ha regalado la vida, un escritor formidable. Nos complementamos a pesar de tener un carácter muy diferente. Él es un gran cocinero y yo soy un buen ayudante de cocina, él es un extraordinario lector de mapas y una persona hiper-informada de los lugares y yo soy un curioso y chismoso. Es uno de los amigos más estimulantes que tengo y no hay tema del que no hablemos. Realmente no he encontrado alguna zona opaca en donde yo este apasionado por algo que a él no.

¿Por qué Alemania toma decisiones tan acertadas en el futbol? Actualmente tiene un universo de jugadores con la capacidad de completar tres selecciones competitivas
-Alemania toma decisiones acertadas para todo, menos para ganar las guerras, por fortuna. Nos llevan años de ventaja. Yo me acuerdo del Perú maravilloso de 1970, entrenado por Didí, con Cubillas, Chumpitáz, el ‘Cholo’ Sotil.

¿El Necaxa o el Barcelona?
-El Necaxa totalmente


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