Lo más obvio que podríamos decir sobre ‘Demasiada responsabilidad’, compilación de textos breves que acaba de publicar Enrique Planas (Lima, 1970), es que es un libro sobre la paternidad. Pero limitarse a definirlo así sería achatarlo, simplificarlo injustamente. Porque a pesar de sus escasas páginas y de su contenida ambición, es en realidad muchos libros a la vez.
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Es un libro sobre el secreto. El secreto que nos lacera y nos procura goce a la vez, como el de José Donoso cuando invita al autor, por entonces un veinteañero, a su hogar de Providencia, y es constantemente interrumpido por todas las mujeres de la casa para impedir que dé rienda suelta a su oculta pero bullente homosexualidad. El irresoluble secreto del mago Fantasio, que nos dispone al margen de la racionalidad de la vida y nos somete a la fascinación y la maravilla que ni el fin de la infancia puede romper. El secreto pragmático de la mujer de las bolsas que cumple con sus necesidades fisiológicas burlando las miradas de una urbe entera. Planas nos recuerda que lo que no nos atrevemos a confesar, a pesar de la aspereza de su superficie, puede también ser un cálido refugio.
Es un libro sobre el miedo. Sobre cómo no rendirnos ante él a pesar de nuestra indisimulable fragilidad. Sobre cómo asumirlo de la manera más digna. El miedo a la responsabilidad imaginaria del hijo ante el encargo del padre de convertirse ambos en superhéroes y defender al universo del Mal; el pánico a la crisis que derrumba los sueños de la clase media, el de no poder cumplir con las obligaciones a las que nuestros descendientes, sin exigírnoslas expresamente, nos comprometen con su sola existencia. Planas, texto a texto, nos recuerda que aceptar nuestro miedo, que estamos envueltos en él y que no hallamos una salida para su asedio, es una de las técnicas más eficaces para diluirlo.
Es un libro que procura defendernos de los embates del pasado y de una nostalgia que, aunque dulce al principio, nos puede devorar al primer descuido. La nostalgia por ilusiones que se rompieron una tarde cuando éramos niños y ya no podrán recomponerse, por las películas que hemos visto con nuestros padres y ahora son pretextos para rememorarlos o reconciliarnos, aunque sea tardíamente, con ellos. Y encontrar así, en lo ya extinguido, un nuevo renacimiento. Porque como dice el autor, la vida se repite siempre, pero a veces nos sorprende.
Planas aborda con destreza todas estas dimensiones. Con el impudor de quien se sabe imperfecto, las armoniza para hallar una ética propia que trasciende lo anecdótico y construye una mirada personal, impregnada de verdad y conocimiento. ¿En qué se basa esta verdad? En que a pesar de que debemos remar contra todos los vientos en un mundo repleto de dobleces y de espíritu hostil, casi siempre traidor, es posible todavía una pequeña luz en la tormenta, una esperanza que aparece donde menos la esperamos: en los actos cotidianos y aparentemente grises que conforman toda paternidad. Dar con esas luces en el violento vértigo del día no es siempre fácil, su búsqueda incluso se nos presenta ingrata, pero poco a poco las vamos atrapando y coleccionando. ‘Demasiada responsabilidad’ es un hermoso y necesario inventario de esos descubrimientos y epifanías. Un libro donde podemos impugnarnos y reconocernos, como cuando fijamos la mirada en el rostro de nuestros hijos.
Enrique Planas
- ‘Demasiada responsabilidad’. Random, 2017, 129 pp.
- Relación con el autor: cordial – Puntuación: 4 estrellas de 5 posibles.
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— Diario Perú21 (@peru21noticias) June 15, 2017
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