Por Mariella Sausa (msausa@peru21.com)
Martha tiene 42 años y desde que se casó, a los 32, ya no trabaja. Su esposo, Marcos, es muy celoso y la llama a toda hora para saber dónde está y qué hace. La controla a tal punto que le ha comprado un smartphone para que se tome fotos y se las envíe para saber dónde está en cada momento. Martha no tiene amigos y se reúne con su familia una vez a la semana, por supuesto, fuera de casa.
El caso de Julissa no es diferente. Delante de sus hijos, su pareja la humilla y se burla de sus opiniones. Le dice frases como “no sabes nada” o “siempre malogras todo”. Pero Julissa justifica los ataques porque él trabaja y llega cansado a casa. Además, no le pega. Sin embargo, ella siempre está triste, sabe que algo anda mal y no sabe cómo solucionarlo. Siente que sus hijos sufren y que todo es su culpa. A menudo piensa que sería mejor no seguir viviendo.
Tanto la situación de Martha como la de Julissa constituyen dos casos característicos de violencia psicológica contra la mujer. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2013 del INEI, en el país el 71.5% de las mujeres sufrió alguna vez por violencia de parte de su pareja, y de este porcentaje, 35.7% fue afectada por violencia física, 8.4% por violencia sexual y 67.5% por violencia psicológica o verbal.
El psiquiatra Fredy Vásquez señaló que la violencia psicológica se caracteriza por las humillaciones sistemáticas y la situación de control que ejerce el agresor contra la víctima, lo cual afecta sus capacidades. Las cifras de la Endes 2013 corroboran dicha afirmación, pues revelan que el 41.5% de las víctimas de violencia psicológica refiere que su pareja la agrede porque es celosa y quiere controlarla.
SE HA NATURALIZADO
La viceministra de la Mujer, Ana María Mendieta, indicó a Perú21 que, pese a que la violencia psicológica es una de las formas más frecuentes de maltrato contra la mujer, muchas veces pasa desapercibida porque se ha naturalizado. “El agresor dice frases como ‘no sirves para nada’, ‘yo soy el que te mantengo’, ‘siempre haces las cosas mal’, pero muchas veces las mujeres no identifican que están siendo víctimas de este tipo de violencia. Generalmente este el primer paso antes de la violencia física”, manifestó.
Mendieta sostuvo que la violencia psicológica es incluso peor, porque ocasiona que la mujer pierda totalmente su autoestima y la iniciativa para poder enfrentar y decidir autónomamente en su vida. “Si estas mujeres no reciben ayuda a tiempo, van a terminar siendo anuladas y van a perder la capacidad de desarrollarse. Además, por la profunda depresión que causa pueden terminar en medidas extremas, como un suicidio”, advirtió.
La funcionaria dijo que entre enero y julio de este año los centros de emergencia mujer (CEM) recibieron 28,942 denuncias por violencia, de las cuales 14,649 fueron por violencia psicológica, es decir, el 51%. Las mujeres que denunciaron sus casos en los CEM recibieron ayuda integral en salud, asesoría psicológica y acompañamiento en el proceso judicial para ser protegidas y alejadas del agresor.
“Apenas recibimos un caso, se activa una red de protección. No queremos que una persona que buscó la protección del Estado termine siendo una víctima de suicidio o feminicidio”, señaló Mendieta.
COMISARÍAS
Empero, se calcula que el 70% de mujeres que sufre por violencia psicológica acude en primera instancia a las comisarías, aunque lamentablemente allí no encuentran la ayuda que necesitan.
Diana Portal Farfán, comisionada de la Adjuntía para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, dijo que, tras un balance efectuado por la institución, se detectó que las comisarías aún no ofrecen un espacio adecuado para garantizar la privacidad de las mujeres víctimas de violencia y todavía tienen reticencia para recibir las denuncias si no hay evidencias físicas del maltrato.
“Se calcula que un 50% de mujeres agredidas psicológicamente no denuncia por miedo, vergüenza y principalmente por desconfianza en el sistema porque el proceso es largo y, mientras la Policía resuelve su denuncia, tiene que seguir conviviendo con el agresor, exponiéndose a ser víctima de más violencia”, comentó.
Portal señaló que la Defensoría también detectó que faltan casas de refugio temporal para acoger a las mujeres que denuncian la violencia y quieren salir del círculo de maltrato, pues en todo el país solo existen 47 dependencias de este tipo, pero solo nueve de ellas son administradas por las municipalidades.
NO HAY CASTIGO
Por otro lado, la viceministra señaló que, a diferencia de otros países de la región, la legislación peruana aún es “muy tibia” para procesar a los agresores de víctimas de violencia psicológica. “La violencia psicológica se considera falta y se ve en el Juzgado de Paz porque no se considera que ocasione una lesión grave. Esto debería cambiar, pero en el Perú recién se está tomando conciencia de la importancia de la salud mental como parte de la salud integral de la persona”, comentó.
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