Escalofriante. Luego de matar a su madre, Marco Arenas Castillo y su enamorada, Fernanda Lora, asistieron a sus clases de baile y se divirtieron por un lapso de dos horas, contó Heriberto Redondo, el exinstructor de la pareja de asesinos.
La noche del crimen (5 de noviembre) ambos llegaron a las instalaciones donde practicaban baile. Según testigos, actuaban como si nada hubiera pasado. Y en otra ocasión hasta le mostraron a su profesor “su locura de amor”: un tatuaje con los nombres de ambos.
En conversación con America Noticias, Redondo agregó que días después la pareja dejó de asistir al local, y que Arenas Castillo le contó por mensaje de texto que su madre estaba desaparecida y que estaba “preocupado y angustiado en serio”.
Hace unos días, Fernanda Lora contó que su enamorado planeaba, luego de matar a su madre, asesinar a su padre también, con el fin de quedarse con todos los bienes de la familia. El parricida fue trasladado el miércoles al penal de Piedras Gordas, mientras que su pareja de 18 años fue llevada a la cárcel de mujeres de Chorrillos.
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