“Hoy volvió mi tío, abogado, y me dijo que los dos debemos llegar a un acuerdo para decir lo mismo y que tú, mi amor, no estés donde estás”.
Este es un fragmento de la carta que Marco Arenas Castillo (22) –confeso asesino de su madre, María Castillo– le envió a su expareja, Fernanda Lora Paz (18), para diseñar una estrategia que le permita salir de la cárcel a la joven.
Al no hallar respuesta, el parricida le manifestó a Lora en otra misiva: “Pensé que le habías dicho la verdad (a tu madre) para que nos ayude, para que tú estés libre y yo pague por todo, pero cada vez hay más discrepancias”.
De otro lado, Walter Arenas, padre del homicida, indicó a Cuarto Poder que no comprende cómo se pudo llegar a este desenlace. “El diablo debe haber ingresado en algún momento a nuestra familia”, dijo.
Por su parte, la abogada del procesado, insistió en que pedirá que se cambie la tipificación del delito ya que Marco Arenas no es hijo de la víctima.
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