Empezaron las clases. Un nuevo año escolar promete un mundo nuevo de conocimientos y retos. Sin embargo, la preocupación de muchos padres también comenzó. La gran pregunta: ¿cómo garantizar que a fin de año los hijos terminen aprendiendo y obteniendo buenas calificaciones?
“No hay que esperar a que llegue el segundo bimestre, o diciembre, para recién preocuparse por el rendimiento escolar de los hijos”, dice Rachael Siberman, psicóloga de la Clínica Javier Prado. “Si nuestros hijos han tenido dificultades el año pasado, con mayor razón hay que supervisarlos desde la primera semana de clases”, precisa la especialista.
Monitorear no significa que los padres ejerzan una labor policiaca. Tampoco equivale a hacerles las tareas. El monitoreo, más bien, consiste en ser un facilitador. “Hay que involucrarse, preguntarles cómo van. Muchos colegios ofrecen mecanismos para conocer las notas de los hijos, vía Intranet o correo electrónico”, dice Silberman. La especialista considera que los padres deben tener paciencia con sus hijos y, además, ser capaces de identificar cuándo necesitan un apoyo o refuerzo académico en caso de dificultades.
OJO
Una investigación de profesores de dos universidades –Texas y Duke– concluye que los niños que reciben ayuda de sus padres en las tareas, obtienen notas más bajas.
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