Para muchos padres, el verano les provoca dolor de cabeza. No por el excesivo calor, sino por una situación en concreto: las fiestas nocturnas en la playa. ¿Qué ocurre? Se está haciendo cada vez más frecuente que chicos y chicas de secundaria acudan a las playas para divertirse.
Si usted es padre de un adolescente, sabe a qué nos referimos. Es probable que su hijo le haya dicho “papá, tengo una fiesta en el sur, ¿puedo ir?”. Esta sola pregunta puede disparar un conflicto.
Los motivos son obvios. Primero: la distancia. En Lima, por ejemplo, las denominadas playas del sur están a 30, 40 o 100 kilómetros de la ciudad. Esto representa un gran obstáculo para que los padres brinden un permiso. Segundo: el alcohol.
La venta de bebidas alcohólicas está prohibida para menores de edad, cierto. Pero, en honor a la verdad, los adolescentes se las ingenian para conseguirlas. Los padres lo saben.
¿Cómo manejar esta situación, entonces? Lo más importante es establecer un diálogo franco. Los padres deben averiguar las motivaciones de sus hijos a la hora de elegir sus formas de diversión. Asimismo, es fundamental hablar sobre lo nocivo que es beber alcohol a tan corta edad.
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