Una aspirina y punto. Esa suele ser la solución que muchas personas tienen ante un dolor de cabeza. Sin embargo, el dolor de cabeza no es un mal en sí mismo, sino el síntoma o una complicación de otra patología.
Empecemos con la cefalea tensional. Se trata de un dolor de cabeza moderado, a veces intenso, que se produce por la contracción de los músculos del cuello y la cabeza. Es uno de los cuadros más comunes, pues afecta a cualquier persona. Causas: estrés, depresión, mala postura al sentarse, trabajar sin hacer pausas, en fin.
Por lo general, la cefalea se trata con analgésicos, pero, sobre todo, con prevención. ¿Cómo? Hay que dormir bien, realizar actividad física frecuente y aprender a manejar el estrés.
PROBLEMAS MAYORES
Hay condiciones más complicadas. La migraña es una de ellas. A diferencia de la cefalea, la migraña manifiesta alteraciones de índole neurológica tales como hipersensibilidad a la luz, náuseas, irritabilidad, alteraciones visuales, adormecimiento, además del severo dolor de cabeza, obviamente.
No tiene cura, pero se trata médicamente con fármacos y cambios en los hábitos.
Pero hay dolores de cabeza más peligrosos aun. Por lo general, cuando hay un dolor de cabeza intenso, problemas para hablar y moverse, hay que preocuparse y acudir al médico de inmediato, ya que podría tratarse de un accidente cerebro vascular (ACV).
Si usted sufre de diabetes, presión alta o fuma, con mayor razón tiene que tomar acciones cuanto antes. No se descuide.
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