“Mi hijo tiene siete años y es muy agresivo. En el colegio tiene problemas por su conducta, no sé qué hacer”, cuenta Elizabeth (39). “Su papá y yo nos sentimos responsables porque nos divorciamos hace un año. Peleábamos mucho en frente de mi hijo. Terminar el matrimonio nos pareció lo más sano, pero ahora nuestro pequeño no es el mismo de antes”, agrega.
En efecto, una causa de la conducta violenta de los niños está relacionada a situaciones críticas. El divorcio de los padres, sin duda, es una de ellas. Según el Center on the Developing Child de la Universidad de Harvard, existen más motivos enmarcados en el llamado “estrés tóxico”: abuso físico y psicológico, exposición a la violencia, ‘bullying’, drogadicción por parte de los padres, entre otros. En otras palabras, un niño es agresivo porque ha recibido estímulos externos inadecuados y nocivos.
Los padres deben tomar cartas en el asunto. Intentar “corregirlo” con regaños y métodos represivos no será de mucha ayuda. Lo primero que se necesita es cariño y tender puentes de confianza. Lo segundo, buscar ayuda profesional que diagnostique el problema y brinde soluciones apropiadas.
OJO
- En los niños, el cambio de conducta es un signo de que algo anda mal. Los padres tienen que estar atentos.
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