El periodista Álvaro Vargas Llosa publicó su esperada autocrítica y penitencia tras augurar, en diciembre de 2012, el fracaso del Perú en la demanda por límites marítimos que inició nuestro país en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, tribunal que terminó por otorgarle al Perú 50,000 kilómetros cuadrados de espacio marítimo.
“Mi más grande error fue no entender, en las largas horas de lectura de la jurisprudencia del tribunal, la dimensión diplomática y política en su forma de abordar la juridicidad de sus casos. No solo se trata, al fin y al cabo, del tribunal de Naciones Unidas: también de una concentración de mentes sofisticadas que no pierden de vista valores como la paz (así se llama su palacio) y la armonía entre los países”, escribió en una columna publicada en el diario chileno La Tercera.
“Quiere decir que para ellos la razón jurídica procurará no lesionar la razón moral o histórica excesivamente en la medida en que la documentación permita el ejercicio de una imaginación compensatoria y actuar con sentido de equidad”, agregó.
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El ensayista también señaló que algunos vacíos en documentos presentados ante La Haya “permitieron un acto de arbitrariedad que fue también una genialidad jurídica: determinar que la frontera del paralelo acordada llegaba hasta las 80 millas, lo bastante lejos como para dejar en manos de Chile la inmensa mayoría de la riqueza hidrobiológica existente (los peces que estaban más allá han emigrado) y lo bastante cerca como para otorgarle al Perú un área con muchos kilómetros cuadrados y una alegría compensatoria”.
Álvaro Vargas Llosa consideró, además, que Perú tuvo suerte de que la CIJ le conceda 80 millas a Chile, por lo estrecho de la votación (10 contra 6), ya que solo dos votos de la mayoría hubieran ido en dirección contraria y el Perú se habría quedado sin nada.
“Es una suerte que ambos países debemos celebrar. No solo por lo reparadora que es para la autoestima peruana, sino también porque Chile ha ganado un vecino satisfecho”, sostuvo el periodista.
Finalmente, anunció una peculiar “penitencia cívica” tras su criticada ‘Carta abierta a Torre Tagle’, la cual le valió “un linchamiento” y un veto a su libro Y tú, ¿dónde pones tu dinero? en una conocida cadena de librerías. Durante un año se abstendrá de participar en la discusión pública en el Perú. “Una prolongada cura de silencio en lo relativo a mi país se me antoja proporcional al adjetivo ‘implacable’”, dijo.
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