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"Yo soy racista, todos los peruanos lo somos"

Ha transitado por la televisión y el teatro, pero su mayor talento va por la comedia. Por eso, no nos sorprende cuando nos dice: “Nunca me divierto tanto como cuando hago comedia”. Con ustedes, Christian Ysla.

Foto: Martín Pauca.
Foto: Martín Pauca.

Christian Ysla,Actor
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Si quiere reír, si quiere gozar, como dice una copla cajamarquina de carnaval, El Perú jaja debes mirar (de J a L, 8:30 p.m., Teatro Peruano Japonés, Jesús María). Es que la obra protagonizada por Carlos Carlín, Pablo Saldarriaga y Christian Ysla es un divertido repaso por nuestra historia y por varias de nuestras taras. De estos y otros temas hablamos con Christian Ysla, a quien también podrá ver el 27, 28 y 29 de julio en Plaza Norte, donde se repondrá la divertida comedia infantil Escuela de payasos. Entradas: Teleticket.

A tus directores teatrales les encanta vestirte de mujer…
(Ríe). Me encanta el travestismo, siento que me da un espacio para jugar, para divertirme, para cambiar; es más, el hecho mismo de ser actor es un acto de travestismo, más allá de que uno se vista o no de mujer.

¿Te sientes encasillado en la comedia?
Yo digo que estoy ‘especializado’ en ella, no ‘encasillado’ en ella (risas). Me encanta hacerla. Las pocas veces que he hecho drama no la he pasado tan bien. Además, hacer que la gente se ría se ha convertido en un vicio para mí. Es más, mi aporte a la sociedad es hacer que ella ría, no tengo más rollo (y ríe).

¿El Perú te da risa?
(Piensa). Depende. A veces me da una risa de pena, y otras porque aquí pasan cosas muy graciosas. Y también me obligo a que me dé risa porque prefiero reír que llorar.

El Perú te da rabia…
Mucha cólera. La política me da mucha cólera, por eso no pienso en ella, no me informo acerca de ella, porque no creo nada de lo que dicen los políticos.

¿Los peruanos somos distintos de nuestros políticos?
Soy un convencido de que tenemos los gobernantes que nos merecemos. Del 100% de peruanos, el 70% haría lo mismo que hacen nuestros políticos.

Entonces, al ver una obra como El Perú jaja nos reímos de nosotros mismos y de lo que podríamos hacer…
Claro. Y, sobre todo, ver un espejo que ya está viejo y donde se siguen repitiendo las mismas cosas de siempre. Hace 500 años, Atahualpa metió a su hermano Huáscar a la cárcel; hoy lo hace Ollanta con Antauro (risas). Hoy, los cholitos y las cholitas nos sentimos lo máximo con nuestros gringos o gringas, unos empoderados… y ahora, por la crisis, regresan los españoles (risas).

¿Qué tan cerca te sientes del peruano de a pie?
No lo sé. Hace poco les dicté un taller de teatro a los cómicos ambulantes, quienes son considerados los parias del arte. Me encantó la experiencia, siento que yo aprendí más de lo que les enseñé. Entonces, si ellos representan al país, podría decir que me siento cerca. Ahora, este país está partido: 50% es de izquierda, 50% es de derecha. Eso se vio claro en la revocatoria contra Villarán y en la elección de Humala.

El Perú jaja es una obra bastante política…
Bueno, en ella vemos reflejada a una sociedad que es racista, que es clasista. Allí está el cholo que cholea, el blanco que cholea y al que cholean…

¿Tú has choleado?
Sí. Yo soy racista, todos los peruanos somos racistas. Es más, quien más lo niega es quien más lo es; es una cosa que tenemos metida en nuestra cabeza. Y no solo somos racistas sino resentidos: esperamos que el blanco cometa un pequeño error para tirarle piedras y matarlo.

La gente está optimista, hay bonanza, y justo ahora reponen una obra que muestra algunas de nuestras taras…
El Perú jaja tiene una visión bastante cínica de las cosas. Si supiéramos cómo fue nuestra historia en realidad, el peruano sería el ser más deprimido del universo. Ahora, de todo el grupo (Carlos Carlín, Pablo Saldarriaga y Rocío Tovar, la directora), yo soy el menos cínico: sí me emociona y me causa orgullo que nuestra comida esté de moda, que llegue a todo el mundo… y el peruano necesita cosas de qué enorgullecerse. Se dice que el más necesitado sigue siendo pobre, y es así, pero también siento que hay mayor poder adquisitivo, que más gente viene al teatro. Igual, a veces, al salir a la calle y ver lo que vivimos, me deprimo (ríe).

Eso te pasa por juntarte con Carlos Carlín y con Pablo Saldarriaga…
Con ellos trabajo desde hace 12 años. Empezamos con Shake, William Shake, en el Satchmo, espacio cultural que hoy es un edificio. ¿Te das cuenta? Aunque quiera ser optimista, cuando me pongo a pensar en este país, me deprimo (risas).

¿Y te deprimes cuando haces televisión?
(Ríe). He tenido la suerte de trabajar con Michele Alexander, con quien hice tres series. El medio me parece bacán porque, después de todo, lo que me gusta es actuar, no me importa ni el lugar ni el formato. Si el producto me parece bacán y me divierto, no discrimino.

¿Y te han discriminado por hacer televisión?
Claro, al inicio, mis propios amigos me vieron como un apestado, no me hablaban. Felizmente, hoy las cosas han cambiado.

AUTOFICHA

- Hicimos la primera versión de El Perú jaja después de Fujimori, con Toledo y sus Cuatro Suyos. ¡Qué nos íbamos a imaginar que Alan iba a volver! ¡Qué miedo!

- ¡Qué nos íbamos a imaginar que esos soldaditos con sus radios en las manos iban a llevar a Humala a la Presidencia! El Perú jaja, pues.

- Mi abuelo fue negro; mi bisabuela, una negra retinta que fue cocinera de Odría. Tengo una foto con mis dos bisabuelas: una blanca y otra negra. Esto me enriquece.


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