César Aedo,Actor y mimo
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
En el Perú, fue un artista callejero, pero, por su espíritu inquieto y talento, a los 21 años decidió irse a Francia a estudiar con Marcel Marceau. Lo logró. Luego hizo exitosos espectáculos en EE.UU., pero hace seis años decidió regresar al Perú “a elevar el nivel del circo, del arte”, repite César Aedo. Estos días, su espectáculo Paukartampu se presenta en el Instituto Gilda Ballivián Rosado (Av. Vargas Machuca, segunda cuadra). V, S y D, 8 p.m.
¿Por qué volviste al Perú?
Porque después de haber trabajado varios años fuera, uno se dice “por qué esto que muestro acá –un espectáculo de calidad que exige a artistas, público y productores– no lo llevo a mi patria”. Yo me fui del Perú cuando tenía 21 años. Por entonces, el entretenimiento consistía en burlarse del blanco, del cholo, del negro, del indio, es decir, hacer una comedia estereotipada y prejuiciosa. Y, claro, también quería deleitarme haciendo espectáculos con referencias a la cultura peruana dentro del propio Perú… es decir, volví por un profundo amor a mi país.
A los 21 años te fuiste a París.
Sí, a estudiar con Marcel Marceau. Y no solo estudié con él, tuve la suerte de ser alumno del maestro de Marceau, el gran Étienne Decroux. Con Marceau estuve tres años y medio y nuestra convivencia fue magnífica. Él sabía que yo daba espectáculos callejeros para mantenerme y, por eso, siempre me decía: “César, ¿eres consciente de que el ritmo de la calle es distinto al del teatro? Si lo tienes claro, sigue trabajando en la calle”.
¿Fuiste buen alumno?
Claro. Él siempre me dijo: “Eres un mimo nato. Recuerda que el teatro es visual, y el mimo está hecho para comunicar con su rostro y cuerpo”. Y también me gusta el circo. Hoy, en las artes escénicas hay mucha fusión y, por eso, y gracias al teatro, la música y la danza, los circos han vuelto a hacer espectáculos que, aunque partiendo de otras artes, en su esencia resultan clásicos. Por esto, el Cirque du Soleil es lo que es.
Han pasado seis años desde que volviste al Perú. ¿Cómo ha sido tu retorno?
Me ha ido bien. Estuve en Lima y, sobre todo, en Cusco, donde creé Paukartampu, el espectáculo que hoy presento en Lima. Igual, ha sido como nadar contra la corriente porque, en el Perú, la cultura es un trabajo que requiere mucho esfuerzo. Para muchos peruanos, Miami o Londres están más cerca de ellos que, por ejemplo, Lima Norte o Lima Sur.
Recuerdo que apenas llegaste montaste El vuelo del cóndor, el espectáculo que hacías en Estados Unidos.
Nos fue fantástico. Logramos hacer una fusión cultural que, a la larga, ha levantado el nivel del circo en el Perú. Ese espectáculo nació en el Seaworld de Orlando. En sus escenarios se montaban varios espectáculos, pero tuvieron un problema con el Gobierno chino por sus acróbatas y, por eso, me ofrecieron su teatro durante siete meses. Acepté, y a los tres meses me dijeron que querían ampliar el contrato un año más… me quedé seis años.
Te llenaste de plata…
(Ríe). ¡Qué bueno fuera! Si me hubiera quedado en Estados Unidos estaría lleno de plata, pero decidí invertir mi dinero en el Perú, montando espectáculos de calidad y comprando una carpa que está al mismo nivel que las que usa el Cirque Du Soleil… y en ella actuamos hoy en San Juan de Miraflores.
¿Por qué no te quedaste en EE.UU.?
Quedarme hubiera significado seguir el camino fácil. Allá ya está montado todo un sistema cultural, acá no existe. El Perú es un país por transformar, y yo quiero hacerlo desde el arte y la cultura.
En Cusco, en el teatro donde montaste Paukartampu, hoy hay un supermercado…
Esa es la realidad de la cultura en el país. El espectáculo funcionaba bien, pues era innovador y mostraba lo que es el país, pero en Cusco hay muchos conflictos sociales y el turismo no siempre es constante. Entonces, si no había turistas, no teníamos público. Buscamos el apoyo de las autoridades, les explicamos que nuestro espectáculo era único. Nos negaron todo apoyo… lo curioso es que dos de estas autoridades hoy están presas por robar, algo que no se puede hacer en el arte.
Hoy estás en San Juan de Miraflores…
Es la primera vez que me presento allí, buscando descentralizar la cultura… y presento el mismo espectáculo que hacía en el Cusco, claro, renovado. Estoy feliz porque, de mis nueve a mis veintiún años, yo viví allí, y siento que actúo para mi gente. Por eso, agradezco el apoyo que me dan el BCP y la Embajada de EE.UU. para ponerlo en escena.
Dime, César, ¿vives o sobrevives del arte?
En el Perú, sobrevivo del arte; en Europa y EE.UU. vivía del arte, pero las cosas mejorarán porque la situación económica del peruano es mejor. Hoy se hacen buenas cosas aquí, pero nos falta mayor exigencia teatral. Viví 30 años fuera y he visto tanto teatro que eso me lleva a esta afirmación. Por eso, regresé, para seguir elevando espíritus, mentes y corazones.
AUTOFICHA
- He llevado Paukartampu a San Juan de Miraflores porque quiero descentralizar la cultura. Nuestro padrino en este esfuerzo fue el gran Carlos ‘Cachín’ Alcántara.
- El Gobierno de Humala no apoya a la cultura. Y sigo en esto porque, como dice la Biblia, el que persevera hasta el fin será salvo (ríe).
- Estoy casado, tengo tres hijos: el mayor se acaba de graduar de cineasta en EE.UU. Los otros dos aún están en el colegio, pero también quieren hacer arte; yo, feliz.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.