Mijail Palacios Yábar
@mijailpy
Hace 3 años intentó llegar al Everest, la montaña del Himalaya más alta del mundo. Un año después, insistió en hacerlo. En ambas ocasiones se frustró su ascenso, pero no porque no pudo sino por factores externos. Sí, a la tercera fue la vencida. Y hace unas semanas, el montañista huaracino Víctor Rímac alcanzó la cima, a 8,448 metros de altitud. Pero no fue fácil, en su ascenso, incluso, se cruzó con la muerte. Revivamos, paso a paso, esos momentos.
¿Cómo fue llegar al Everest? – La aclimatación previa la hice en Huaraz, por lo cual fui de frente al campo base del Everest, que está a 5,300 m.s.n.m. Aquí empieza la real expedición. Luego vienen el campamento 1 a 5,900, el 2 a 6,400, el 3 a 7,100, el 4 a casi 8 mil metros y la cumbre, que está a 8,448 metros de altitud. Mi primera aclimatación en esa zona fue estar en el campo base unos 4 o 5 días, de ahí fui al campo 2 a descansar, donde estuve dos noches. En este punto pasó un grave accidente, donde falleció el suizo Ueli Steck, uno de los escaladores más importantes del mundo. Él también estaba ascendiendo la montaña, desde donde cayó casi dos mil metros.
¿En ese momento qué pensó? – Nos dijeron que había ocurrido el accidente y fui una de las personas que salió al rescate. Si bien mi plan era subir al campo 3, dejé todo para ir a ayudar. Llegué al lugar, pero ya había fallecido. Solo nos quedó recoge el cadáver. Fue un choque muy fuerte psicológicamente. Ese escalador nos inspiró bastante y te preguntas si continúas o no. Pero ya estaba ahí, era la tercera vez y dije: ‘Vamos a acabar con esto’. En mi segunda rotación de aclimatación, descansé un día en el campo 2, pasé al campo 3, donde descansé dos noches a 7,100, y al tercer día llegué a 7,500 más o menos. Después de ello me sentí bien, confiado de llegar al Everest. Entonces, regresé al campo base, descansé unos días, luego de lo cual empecé un nuevo ascenso. Al llegar al campo 4, ya estaba a casi 8 mil metros, altitud que no es compatible con la vida humana. Por más que estés bien, a esa altura te estás muriendo. Y menos si no tienes oxígeno suplementario, como era mi caso. Hubo un viento fuerte y si continuaba podía tener congelamiento de las manos y los pies. Decidí quedarme una noche en el campo 4. Al día siguiente, a las 7 de la noche, salí hasta la cima y llegué a la 1 de la tarde a la cumbre del Everest, luego de una fuerte pelea. El viento te destruía de frío, pero aun así pudimos conseguir la cima, donde estuve casi 10 minutos. Y empecé a sentir demasiado cansancio. Es algo inexplicable, ni yo puedo creer cómo he podido soportar tanto tiempo arriba. Ya estaba exhausto y empecé a bajar rápidamente.
¿Toda la experiencia cuánto duró al final? – Desde Lima 37 días. Del campo base a la cima fue más o menos 25 días.
¿Qué cambios experimenta el cuerpo a esa altitud? – Cuando llegas a la cumbre es como tratar de caminar en la Luna. Cada tres pasos que daba era una eternidad. No podía avanzar más. Si lo hacía, el descanso era eterno. A esa altura ya no razonas muy bien. Sientes hinchazón en manos y pies. Empiezas a sentirte confundido.
¿Qué paisaje se ve desde la cima? – Estamos hablando de la parte más alta del mundo. Ves las montañas pequeñas. Si bien no ves realmente la curvatura de la Tierra, pero te da esa sensación. Te sientes en el cielo.
¿Y por qué lo hace? – Más que llegar a la cumbre o no, es tratar de disfrutar la vida real y no dejarnos llevar por las cosas materiales. Este mundo globalizado nos hace perder el camino hacia lo más puro. Cuando bajas, sientes lo importante que es la vida humana y sabes qué es realmente dar un abrazo y decir te quiero. Subir montañas es la vida misma, que estamos de paso y que no sabemos ni siquiera disfrutar la vida.
¿Cómo fue el entrenamiento previo? – Lo hice en Huaraz porque es difícil pagarse las expediciones afuera. Tres veces por semana corrí 20 a 30 kilómetros y dependiendo de cómo estaban los músculos, combiné con natación, que lo hice dos veces por semana, entre dos a tres kilómetros por día. Y para complementar todo esto, siempre estuve en la montaña y aclimatado todo el tiempo a 4 mil, 5 mil metros, no bajé de esa altitud.
Usted ha logrado subir al Everest gracias a la empresa privada. ¿Recibe apoyo del Estado? – Nosotros tuvimos una federación de andinismo hace muchos años, pero tuvimos un Burga en el montañismo que se llevó todos los auspicios. Esa persona nos ha hecho mucho daño y ahora poco o nada tenemos. Debería tener ayuda del gobierno porque en los Andes el Perú prácticamente tiene la columna vertebral. Contamos con 18 cordilleras nevadas, adonde vienen de distintas partes del mundo para practicar montañismo. Es muy importante valorar eso. No tenemos ningún apoyo del Estado.
¿Después del Everest qué se viene? – Uno de los proyectos que tengo es ascender las 14 montañas más altas del mundo. Me faltan 10. Posiblemente el próximo año haré cuatro montañas más, para lo cual me estoy yendo a entrenar a Estados Unidos y luego en Argentina, Perú y finalmente viajaré a Nepal y Pakistán. Queremos poner al Perú en lo más alto.
Autoficha
- “Nací en Huaraz, el 23 de enero de 1986 y vivo allí. Practico el montañismo y la escalada en roca desde los 14 y 15 años. Estudié fisioterapia y rehabilitación. A los 21 años ingresé como aspirante de guía de montaña y en 2012 egresé como guía oficial de alta montaña”.
- “La edad es relativa. Hay personas que se cuidan bien y están escalando hasta los 60, 70 años, en el Himalaya incluso. Depende de cómo uno se alimente y esté preparado físicamente, cómo uno cuide su cuerpo, para seguir escalando”.
- “En una ocasión estuve viendo videos en Internet y escuché a una persona muy importante decir que para lograr el éxito es 1% de querer hacerlo y 99% de trabajo. Nada sale de la noche a la mañana. Llegar a la cima del Everest ha sido producto de un trabajo de muchos años”.
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