Mucho se ha dicho ya acerca del verdadero carácter de Lionel Messi. Tímido en sus maneras, pero déspota si alguien interfiere en su camino. Así se cargó, por ejemplo, a Zlatan Ibrahimovic, el sueco que Josep Guardiola fichó como ‘9’ para la temporada 2009/2010.
Según el libro Misterio Messi, el crack no dudó en mandarle un SMS a Pep para imponer su posición y quitarle protagonismo a Zlatan, que estaba jugando bien y haciendo más goles que el argentino.
La ‘Pulga’ no quería competencia. Tras la salida de Eto’o y Henry, el rosarino no estaba dispuesto a compartir galones en el ataque. Deseaba ser un ‘9’ con libertad de movimientos, no partir como extremo. E Ibrahimovic era un obstáculo.
“Bueno, veo que ya no soy importante para el equipo, así que…”. El SMS que llegó al móvil de Guardiola, y que este compartió con su íntimo amigo Manel Estiarte, era tanto una queja como una velada amenaza. Y el técnico no demoró mucho en tomar partido por su futbolista emblema.
“Guardiola me sacrificó por Messi y no tuvo el valor de decírmelo”, disparó ayer Zlatan en entrevista con el semanario alemán Der Spiegel. Casualidad o no, todos los delanteros que llegaron al club han ido cayendo a la banda: Villa, Alexis Sánchez y, ahora, Neymar.
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