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“Soy romántica, aún creo en los libros”

“La felicidad no consiste en la acumulación de bienes, sino en la acumulación de experiencias”, nos dice Mávila Huertas, quien le ha dado soporte libresco a su documental sobre el Amazonas. El libro ya está en librerías.

(Nancy Dueñas)
(Nancy Dueñas)

Mávila Huertas,Periodista
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

Mávila Huertas acaba de publicar Amazonas: La ruta indomable (Aguilar), el libro que recoge sus experiencias haciendo el documental sobre el río más extenso y caudaloso del mundo, que nace en la Quebrada Apacheta, en Arequipa (Perú). Llena de orgullo, nos habla de este y otros temas.

Has ‘descubierto’ el Amazonas dos veces…
(Ríe). Y si de acá a cuatro años descubren que su origen es otro, tendré que ir. La primera vez que hice un reportaje sobre el Amazonas fue hace 20 años, cuando era reportera. Luego, cuando me enteré de que el Amazonas tenía un nuevo origen me planteé, a mis 41 años, llegar hasta allí, retarme, subir hasta los cinco mil metros y decir: “Aquí estoy”.

Te enorgulleces cuando dices que más de la mitad de su recorrido está en el Perú…
(Ríe). Es que es verdad: tenemos más, pero conocemos menos.

Más que una geografía, somos emociones. Tú recorriste un espacio geográfico, pero te encontraste con personas…
En la televisión, para llegar a la gente hay que contar una historia a través de ella, hacer que el otro se identifique… y uno, más que con un paisaje, se identifica con los seres humanos. Por eso, no apostamos por una cosa preciosista, por las postales, sino por encontrar interlocutores válidos, que supieran más que nosotros. De paso, también uno aprende y, si hablamos de mí, tuve un poco de frustración por mi desconocimiento de esa zona del Perú.

Este hilo narrativo nos muestra en armonía la vida de algunos nativos y científicos…
Tanto el documental como el libro, dentro del gran tema del Amazonas, tocan muchos subtemas porque queríamos despertar la curiosidad y cautivar a un público variopinto: de niños a adultos, de hombres a mujeres, de todos los niveles socioeconómicos. Por eso, hay ciencia, hay historia, hay gastronomía, etcétera. Además, hay un detalle que quiero mencionar: después de emitido el documental, los paquetes turísticos a Iquitos subieron alrededor del 30%. Logramos que el peruano se animara a visitar Iquitos. Esto fue más importante que el rating que obtuvo del documental.

¿Hay un contraste marcado con el Amazonas brasileño?
Cuando cruzamos la frontera del Perú y entramos a Brasil, a Manaos, una zona que tampoco es muy conocida, pues casi siempre pensamos en Río de Janeiro o Sao Paulo, encontré muchas semejanzas con la selva peruana, y me dije que si se hubiera invertido más en Iquitos, si se hubiera trabajado en su desarrollo, quizás sería como Manaos. Además, sentí una especie de frustración por no haber conocido a esta gente antes, no haberla incorporado a mi imaginario, a mi identidad como peruana. Yo entiendo al poblador de la costa, he viajado mucho a la sierra, pero a la selva la vemos como exótica, aún no le atribuimos un sentido de pertenencia real.

El Perú es un país que debemos conocer y querer, ¿no?
Yo me hice periodista porque quería viajar y tener contacto con la gente. En la universidad, cuando ya estudiaba Comunicaciones, me pregunté si quizás fuese mejor ser antropóloga o socióloga: yo quería descubrir al ser humano. Me gusta el contacto. Confieso que no soy tanto de documento, prefiero aproximarme a la gente, quien te puede dar información muy valiosa.

¿Y cómo manejar el tema de las comunidades nativas?
Hay que tener mucho respeto por lo natural. La gran lección que recibí del hombre de la selva es que no se siente superior a las otras especies, que busca un equilibrio con la naturaleza. Haciendo un documental sobre la tortuga taricaya descubrí que un habitante de un pueblo perdido del Amazonas era más consciente del cuidado medioambiental que nosotros, seres urbanos y supuestamente educados. Ahora están de moda las ONG ambientalistas, pero esta gente es ambientalista desde siempre. Hoy preparo un documental, La frontera azul, sobre nuestro mar, y proponemos lo mismo: tener una conciencia de identidad con el océano, comprender que nuestro mar es parte nuestra y que debemos cuidarlo, respetarlo, no solo aprovecharlo.

¿Por qué tuviste la necesidad de trasladar la experiencia de tu documental a un libro?
Porque la televisión es muy cruel con los tiempos. La investigación que hicimos daba para contar otras cosas que no pudieron entrar en el documental –pero sí en un libro– y, además, para darle al lector una fuente de consulta permanente. Yo soy un poco romántica, aún creo en los libros, y este podría ser una guía perfecta para quien se atreva a visitar la selva.

¿Te gusta ser presentadora de un noticiero?
Después de ‘Gringasho’, ‘Puerto Rico’ y demás personajes así, siempre existe la posibilidad de hacer algo bueno: documentales, salvarle la vida a una niña.

¿Te gusta la política?
Un poco.

¿Quieres convertirte ya en comentarista, columnista?
Prefiero ser entrevistadora… y Canal N me está ofreciendo esa alternativa.

AUTOFICHA

- En Brasil, el Estado toma en cuenta a las comunidades, reconocen el territorio donde se desarrollan como suyo. No esperan un conflicto para la ‘consulta previa’.

- Para integrar a las comunidades nativas hay que buscar el equilibrio, de tal manera que el contacto no dañe su ecosistema, su vida.

- Preparo un documental, La frontera azul, sobre el mar peruano. Su estructura nos la planteamos así: “¿Qué no sabemos del mar?”. Las respuestas son infinitas.


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