El ministro de Trabajo, Fredy Otárola, sale en defensa de la ley de empleo juvenil, pero admite que la oposición puede lograr los votos para derogarla. Pide ir a la sesión del 28 de enero.
¿Cómo surge la idea de dar esta ley del empleo juvenil?
Siempre nos han preguntado quién será nuestro candidato en 2016 y la respuesta ha sido que estamos empeñados en las grandes reformas y esta es una de ellas. Los jóvenes han sido siempre la preocupación de este gobierno porque durante décadas se les ha dado la espalda. Decidimos agarrar al toro por las astas. Ahí decidimos plantear la norma.
A la ley no se le cuestiona por el contenido, sino por la falta de consenso con los sectores involucrados. ¿El ministro de Trabajo emitió opinión técnica sobre esta norma?
Fue un proyecto del Ejecutivo y que se discutió ampliamente en el Congreso. Usted conoce bien cómo funciona la segunda votación, que es un cuento, porque se exonera de los plazos para volverse a votar de inmediato; usted lo sabe. Bueno, esta ley no fue exonerada. Se esperó una semana de reflexión donde los legisladores pudieron revisarla. En la segunda votación, la totalidad de la bancada aprista presente, la totalidad del fujimorismo votó y, obviamente, la bancada nacionalista votaron a favor. Ha sido una ley que ha sido debatida más que el 99% de las leyes que se aprueban en el Congreso.
¿Confía en la respuesta positiva del sector empresarial?
Estamos planteando una serie de beneficios tributarios que hacen atractiva la norma. La gran masa laboral está en la microempresa. El Ejecutivo ha señalado que va a cubrir los sobrecostos de Essalud, tanto para la microempresa como del trabajador. Es decir, este sobrecosto, que es de 19%, se va a bajar a 4%, el más bajo de América Latina. A la microempresa le va a convenir formalizarse.
Se ha convocado a sesión de la Comisión Permanente para el 28 de enero para debatir las modificaciones a la ley. ¿Acudirá usted al debate? También es parlamentario.
Preferiría ir como ministro. Para eso estoy pidiendo que se nos invite. Quiero invocar a una reflexión sobre esta ley, que es importante. Seremos respetuosos del derecho a la discrepancia, pero cambiar de posición de la noche a la mañana, y que quienes votaron a favor ahora salen y dicen que es mala solo porque ya están pensando en las elecciones de 2016… eso no me parece correcto. Por eso les pido no pensar en votos, sino en el Perú.
¿Qué aspecto de esta ley aceptarían el Ejecutivo y su despacho que se modifique?
Ninguno. La ley como está es correcta. Miremos algunas objeciones que se hacían a la norma. He escuchado a políticos opositores y jóvenes decir que se iba a despedir a trabajadores formales para reemplazarlos por jóvenes baratos. Ahora el reglamento ha precisado que esto no es posible, porque la ley solo es para la generación de nuevas plazas. Se había dicho que es una norma que quita derechos, y hemos visto que, por el contrario, les da a quienes no tenían nada. Estamos sancionando a las empresas que no cumplan con la ley, y la ley promueve al trabajador a la condición de estabilidad. Hay una serie de candados que desvirtúan todas esas acusaciones sin fundamentos.
Hay un frase en política que dice: “Hecha la ley, hecha la trampa”. ¿Qué hacer para que nadie se aproveche de esta norma?
Primero, veamos desde el punto de vista formal: nosotros condenamos el fraude a la ley. Por ejemplo, si el trabajador está más allá de los tres años en el régimen, fraude a la ley; si tiene más de 25 años, fraude a la ley; si no se le da al joven trabajador labores acordes a la carrera que estudia, fraude a la ley. Además de ser multada la empresa, ese trabajador pasa, de manera inmediata por el principio de primacía de la realidad, al régimen general con sus derechos completos.
¿Van a cerrar filas para que este 28 de enero no se derogue la ley?
Vamos a cumplir con nuestro rol constitucional y dar batalla democrática para que no se derogue. Pero, insisto, aceptaremos lo que diga el Congreso.
¿Cree que la oposición tenga los votos para derogarla?
Hay una posibilidad grande de que se derogue porque hay muchas bancadas que están pensando en cuántos votos consigo con esto en 2016 y eso podría motivar que voten por la derogatoria. Por eso pido reflexión.
Algunos analistas afirman que el problema de la ley fue el momento y la forma en que fue presentada. ¿Admite que pudo haber deficiencias en estos dos aspectos?
Cualquier momento es bueno para sacar a los jóvenes de la informalidad y para darles un buen nivel de vida. Creo que sí. Inicialmente tuvimos errores de comunicación, que hemos superado. Creo que el accionar electorero de algunos políticos hace que se tergiverse el contenido de la norma.
¿Pero no cree que ha habido un problema de comunicación en el gobierno?
Sí, sí, sí. En el comienzo hubo un problema de comunicación, pero creo que eso también ha sido suplido, porque no ha habido medio ni escenario donde no hayamos ido para sustentar las bondades de la ley. Inicialmente sí, tiene toda la razón.
¿Cuál es el impacto de esta ley en el corto plazo?
Creo que nos permitiría bajar el subempleo en menos del 15% en corto plazo. Estamos hablando de entre 200 mil y 300 mil jóvenes que entrarían al mercado formal, pero la idea es trabajarla para que en el futuro sea mejor.
¿No le parece que llamar “talibanes” a quienes piden la derogatoria de la ley del empleo juvenil es un exceso?
Me hubiese gustado que transcriban bien el discurso y verán que digo lo mismo, que reconozco el derecho a opinar distinto, pero que condeno a un grupo de políticos que, con mentalidad talibán, solo dicen derogatoria o nada. A eso me refería, porque esas sí son posiciones extremistas.
¿Por qué en el gobierno se está recurriendo al insulto para rebatir las críticas?
El gobierno siempre ha rebatido con argumentos. Sin embargo, tenemos derecho en democracia a pedirle a la prensa ser medidos de igual manera, ser objetivos. ¿Acaso congresistas de oposición no insultan a la pareja presidencial con sobrenombres, frases agresivas, no les dicen que son parte de una banda? ¿Por qué recién reaccionan cuando algunos sectores del gobierno responden con el mismo lenguaje? Condeno tajantemente que se metan con la vida íntima de las personas y, sobre ese punto, el ministro Urresti ya explicó que solo repitió un meme que no sabía que estaba así y pidió disculpas. Ahí quedó y que no se repita. Yo invoco a que todos bajen el tono porque eso no le hace bien a la democracia. Elevemos el nivel de la política, pero es responsabilidad de todos.
¿Y cómo le bajamos el calor a la política?
Creo que la democracia necesita diálogo, y que no se mida solo al gobierno, sino a todos, también a los que atacan al gobierno. La presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, ha sido bastante clara: elevemos el nivel de la política, que haya respeto.
Lo escucho y me viene una pregunta. ¿Fredy Otárola, parlamentario de oposición, habría respaldado este proyecto si lo presentaba el gobierno aprista?
Tenga la certeza de que sí. Es una ley que, con su reglamento, ha precisado que a los jóvenes que ya tienen estabilidad… a ellos no se les toca.
Me parece increíble que me diga que no lo vería en las marchas de protesta contra la norma si estuviera en la oposición.
Je, je, je… Sí respaldaría esta ley. Se lo aseguro porque, de lo contrario, seguiríamos teniendo un millón 800 mil desempleados.
¿Hay nerviosismo en el gobierno por el caso Martín Belaunde Lossio?
Este es un tema que ya está judicializado y, en lo que se refiere a la situación legal (de Belaunde) en Bolivia, corresponde tratarlo al Ministerio de Relaciones Exteriores. No lo politicemos, el caso ya está en el escenario judicial y este gobierno es respetuoso de la separación de poderes.
Hay un tema que me gustaría consultarle, porque es de la zona. Belaunde Lossio declaró en la Fiscalía del Santa que dejó el alquiler de ‘La Centralita’ “en junio de 2011 porque ya habían terminado las elecciones”, es decir, después de la segunda vuelta que ganó Humala. ¿Cómo se puede analizar ese comentario?
Le voy a decir con honestidad el caso. Yo conocí muy activo a Belaunde Lossio el 2006. Inmediatamente después, se alejó y lo vi más activo en las regiones. El 2011 lo vi esporádicamente. Es más, si hacemos algo de historia, en la campaña de 2011, no había día en que el diario La Primera, de Chimbote, no me saque titulares para atacarme. Entonces, yo sí tengo autoridad para referirme. No vi a Belaunde en campaña, salvo esporádicamente, algunas veces.
¿Lo veía en Chimbote en la campaña?
Sí, esporádicamente, pero no en nuestra campaña.
¿Cuándo fue la última vez que este señor estuvo con el presidente Humala y con su esposa, Nadine Heredia?
No tengo idea. En la campaña de 2011 ya no lo veía identificado al partido. Mire, yo formé parte del grupo de 30 personas que trabajaban en la estrategia de la campaña. Reuniones de horas en casa, incluso, de algunos que ya no están en el partido. ¿A quién por ahí? Por ejemplo, a Rosa Mavila, a varios de la oposición, y nunca estuvo Belaunde Lossio.
¿Cuenta Conmigo, de César Álvarez, no apoyó a Humala en la segunda vuelta?
Cuenta Conmigo tenía una alianza con Solidaridad Nacional. Es más, logró meter congresistas como Heriberto Benítez y también tenía cercanía con Perú Posible (en alusión a Víctor Crisólogo). Yo no podía tener campaña en Chimbote porque me la desaparecían.
La esposa de Álvarez lo señala directamente a usted como la persona que coordinó el apoyo a Humala en segunda vuelta.
No creo. Yo me encargué de la campaña en la sierra de Áncash y le garantizo que fue 100% con recursos nuestros. Además, en la segunda vuelta, si mal no recuerdo, Castañeda (socio de Álvarez) apoyó a Keiko Fujimori.
¿Cómo ve el escenario político para el Partido Nacionalista en el 2016?
Con mucho optimismo. Han tratado de bajarse a la primera dama y no han podido. Sigue teniendo un nivel de aceptación bastante alto. Tenga la certeza de que el Partido Nacionalista va a jugar un papel protagónico en 2016 y con bastantes posibilidades. No descartamos alianzas.
Por Carlos Castillo (ccastillo@peru21.com)
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