Tania Pariona (32) nació en Cayara, provincia de Víctor Fajardo, Ayacucho. Es bachiller en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Huamanga y desde 2015 cursa una maestría en Desarrollo Humano, Enfoques y Políticas en la U. Católica. Desde julio, es congresista por el FA. Siempre tuvo nexos con su comunidad. Al jurar su cargo, lo hizo en quechua y luego en castellano: “Por Cayara, Ayacucho y nuestros pueblos quechuas, aimaras y amazónicos. Por su dignidad y su buen vivir. Porque no tengamos terrorismo de ningún tipo, ni subversivo ni del Estado”. Afirmar lo mismo –el deseo y compromiso de que no se repita lo sufrido de 1980 al 2000—, en una reciente actividad del Ministerio de Justicia, a propósito de la captura de Abimael Guzmán, le significó tener que soportar abucheos y “frases muy duras” (RPP, 12/9/2016). En el video se ve que un grupo la censura y algunos gritan destempladamente contra ella. La congresista opta por guardar silencio y dejar el podio.
Llama la atención, pasadas más de dos décadas y con una Comisión de la Verdad de por medio, la resistencia a procesar los dolores cruzados. Se entiende que familiares de policías o miembros de las FF.AA. se sientan afectados cuando se habla de abusos cometidos desde el Estado; no obstante, preocupa que no pueda verse el “otro lado”. En Cayara, donde nació Tania, después de 28 años aún esperan sentencia contra los responsables de la muerte de más de 30 niños, adultos y ancianos que “fueron cruelmente asesinados por miembros del Ejército” (Correo, 14/5/2015).
La congresista subraya: “Lo que transmití es que, en efecto, no estamos de acuerdo con ningún tipo de terrorismo y con que todavía no hayamos accedido a la justicia igualitaria. Lo que dije es que ojalá tengamos justicia en igualdad para todas las víctimas” (RPP, 12/9/2016). Nada más, pero nada menos.
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