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Opinión

“No encontré ninguna idea asociada a que los niños puedan ‘decidir su sexo’ ni la necesidad de construir baños unisex en las escuelas. Tampoco que se incentive a los niños a tener relaciones sexuales”.

El volante repartido ayer en la inmensa marcha de este movimiento decía en una de sus caras lo siguiente: “Detente. Entérate de lo que el Gobierno quiere hacer con nuestros niños este 2017. Se quiere enseñar que ser niño o niña es lo mismo. Tus hijos podrían “escoger” su sexo y no ser como han nacido. Los niños y las niñas podrían usar cualquier baño, sea de hombre o mujer. Desde el kinder se les enseñaría que existen mucho más opciones que hombre o mujer”.

La ministra de Educación se presentó, días antes, ante la prensa para pedirle a los padres y madres de familia que lean el nuevo currículo nacional. Su pedido fue que quienes están en contra del enfoque de género verifiquen por su propia cuenta si el mensaje de las protestas como la de ayer es cierto. Lo leí nuevamente. No encontré ninguna idea asociada a que los niños puedan “decidir su sexo” ni la necesidad de construir baños unisex en las escuelas. Tampoco que se incentive a los niños a tener relaciones sexuales. Entonces, ¿quiénes están promoviendo deliberadamente esta desinformación?

Cuando leo en las redes sociales a las personas y los líderes de opinión que rechazan al enfoque de género (descalificándolo como ideología abominable) e intento comprender de dónde vienen sus preocupaciones, encuentro tres motivos: el rechazo al liberalismo civil, la bronca contra el progresismo local y la fobia al movimiento gay. En resumen, se trata de una (legítima) ideología conservadora de la sociedad que se opone a una ideología liberal de la sociedad. Está claro. De eso se trata la democracia. Pero, ¿por qué este debate que tiene décadas en el mundo tiene que suceder entre nosotros desde la manipulación de la información y la deformación de las posturas en juego?

Seguí buscando y encontré una interesante entrevista a Christian Rosas, un vocero de este movimiento. Un joven articulado que fundamentaba su postura con claridad. En aquella entrevista sostuvo que no están de acuerdo con el énfasis que el enfoque de género pone en la lucha por la igualdad de la mujer, que bastaría con hablar de la igualdad de los seres humanos. Ese sesgo le parece peligroso porque trae luego otros sesgos mayores, por ejemplo, en el campo de la sexualidad. Se trata, pues, de una razonable reacción conservadora contra una avanzada cultural cada vez más hegemónica en el mundo que se expresa desde los organismos de las Naciones Unidas hasta la apertura de los poderes judiciales de sociedades tradicionales como Chile y, recientemente, el Perú.

Así que el debate ideológico, recién comienza. Solo esperemos que sus protagonistas peleen limpio, en los foros y en las calles, sin golpes bajos.


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