Hola Tocho. Tal como lo ves en las noticias, gran parte del país está en emergencia. El norte está inundado y el principal reto del gobierno es evitar las epidemias con una amplia campaña de fumigación. Mientras tanto, en toda la selva se esperan tormentas. En el sur están en alerta pues con las lluvias pueden venir granizadas. En el departamento de Lima, no solo en la capital, el clima seguirá desafiante, desde el río Pativilca hasta el río Cañete. Hasta ayer, a nivel nacional, se contaban 119 mil casas afectadas, la mitad de ellas colapsadas; además de medio millón de peruanos afectados y más de 70 mil damnificados. El país llora.
Nuestra negligencia es terca. No estamos listos para las inundaciones ni para los terremotos. Cuando observo los efectos de los sismos en Chile, concluyo que nuestra informalidad es criminal. Cuando pienso en nuestros sistemas municipales de prevención, me da dos veces vergüenza. Cuando veo a los políticos aprovechando la situación para gritar sus críticas en vez de sumarse al trabajo del gobierno, me da cólera. Nuestros desastres no son naturales sino sociales. Nuestra precariedad estatal, nuestra mediocridad política y nuestra displicencia civil nos matan.
El problema es que volveremos a la rutina, como siempre. O tal vez no. Cuando veo las miles de iniciativas de solidaridad en marcha, cuando veo a tantos servidores públicos rompiéndose el lomo para salvar vidas (¿viste las acciones del Ejército?), cuando miro a esas personas que cruzan avenidas colmadas de barro hasta el pecho, esforzándose para llegar al trabajo, veo una energía que, tarde o temprano, debería reclamar otra manera de organizarnos en la sociedad.
En las crisis se revela el carácter de un pueblo. Así como ha sido fácil encontrarse con cadenas generosas –pues pasan delante de uno–, así también hemos visto escenas deprimentes, por ejemplo, en los barrios de clases altas.
Te digo, gente saqueando los supermercados para llevarse el agua que no necesita con urgencia. Todos estamos nerviosos, pero eso no justifica el ensimismamiento. Un consejo: no le prestes atención a las redes sociales, allí predomina la información imprecisa y el ánimo contaminante. Si quieres saber más lee los boletines del COEN (https://www.mindef.gob.pe/bol_coen.php) que agrupa a todos los organismos públicos dedicados a enfrentar y monitorear esta desgracia. Así te orientarás mejor.
Bueno, compadre, te esperamos en abril. Si los pronósticos del clima aciertan, cuando aterrices el tema será la reconstrucción. Ahora estamos entre estresados y asustados. Con los cortes de agua y carreteras ya comenzó la escases y la inflación. Ojalá saquemos lecciones de esto. Ojalá sea una gran oportunidad para rediseñarlo todo. Algo tenemos que hacer con esta absurda forma de vida. Un abrazo.
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